“Durante 8 meses Don Bosco ha sido nuestra casa. En los patios y salas se acogieron más de 50.000 personas. Todos estábamos allí día y noche porque nos refugiamos para encontrar seguridad en medio de la barbarie y la muerte. En el interior comíamos, dormíamos, jugamos y hasta había un hospital. Fuera de don Bosco se oían las ráfagas de tiros y las bombas. En todos estos meses de guerra no hubo que lamentar ninguna muerte de los que vivimos dentro del centro aunque algunos de los que habían sido atacados fuera del centro vinieron a morir en el dispensario de Don Bosco. Al contrario, nuevos bebés nacieron en el centro. ¡María Auxiliadora estaba a la puerta con los brazos abiertos!
Un momento que guardamos con orgullo fue cuando tuvimos que salir a la calle un gran número de jóvenes para defender a Don Bosco de la violencia y la destrucción. Un grupo de bandidos querían entrar armados para hacer cualquier disparate pero salimos todos a defender nuestra casa a cualquier precio. En ese momento nos temíamos lo peor pero Don Bosco era nuestra casa.
Hoy el Centro Juvenil abre sus puertas y sigue acogiendo a los jóvenes del barrio que consideramos Don Bosco verdaderamente nuestra casa. Queremos ofrecer durante este año actividades festivas, deporte, reflexión y seguir viviendo juntos los momentos difíciles de nuestro país. Don Bosco no nos ha dejado y nosotros no queremos dejarle.”
