La memoria de san José Cafasso nos invita a mirar a él como un maestro de vida espiritual y formador de generaciones de sacerdotes, entre los cuales se destaca Don Bosco, que lo tuvo como maestro, confesor, director espiritual y benefactor.
Entre los rasgos que definen la doctrina espiritual de Cafasso merecen ser recordados: el sentido de la miseria del mundo: todo lo que existe es transitorio y despreciable, el hombre tiene mucho más sufrimiento que alegría. Dada la conciencia de la triste condición de los seres humanos en el mundo, se alza la consideración de la importancia de una vida bien dirigida, y la constante meditación de los eventos que todo hombre tiene que enfrentar tarde o temprano, al final de su existencia. Otro tema que regresará en la predicación de Don Bosco, es el pensamiento de las realidades últimas.
Don Cafasso solía decir a sus alumnos que los novísimos deben constituir "la sustancia de todos los temas". Pero el tema fundamental está relacionada con la bondad de Dios, a la que Cafasso, por la dedicación al sacramento de la Penitencia, era especialmente sensible. Un Dios que en su Hijo Jesús se ha revelado a sí mismo lleno de bondad y misericordia. El amor misericordioso debe ser la base de toda actividad humana, debe ser más fuerte que el miedo, nos debe impulsar a servir a los hermanos, permitiendo llegar a la plenitud de la vida cristiana, que es la santidad.
