Una vida en la misión, el P. George Chalissery

12 octubre 2015

“La vida misionera es muy hermosa. Es el desafío de vivir la vocación como la quería Don Bosco, mostrando una santidad alegre. Como misionero he crecido mucho en mi vocación”. Quien habla es don George Chalissery, desde los 25 años misionero en África, actualmente Superior de la Visitaduría de Zambia, Malawi, Zimbabue y Namibia.
Don Chalissery no es simplemente un misionero salesiano. Originario de la Inspectoría de Bangalore, en la India, a comienzos de los años ‘90 llegaba al Este de África para trabajar en Kenia y en Tanzania; más tarde fue inspector de África Ecuatorial antes de asumir el liderazgo de la Visitaduría de Zambia.


Entre los rasgos más significativos de su gobierno en Kenia está el envío de la presencia misionera salesiana al campo de refugiados de Kakuma. Recuerda: “el Capítulo Inspectorial del 1998 decidió el inicio del trabajo con los refugiados que se escapaban del Sudán del Sur para huir de la guerra y del enrolamiento forzado. Así, en 1999 empezamos nuestra presencia al interior del campo… Ha sido sin pensarlo una obra especial, porque teníamos tres escuelas profesionales y la parroquia dentro del campo, mientras que las otras agencias humanitarias normalmente marchaban al final del día”.


Él fue quien hizo renacer la presencia salesiana en el Sudán del Sur, que ya había tenido actividad desde 1982 al 1986, pero que se interrumpió con el rapto del P. James Pulickal por parte del Ejército de liberación del Pueblo Sudanés. “Creían que obtendrían su rescate –cuenta el P. George- y lo tuvieron consigo durante 18 meses. Se lo llevaron hasta el límite con Etiopía, a casi 1.500 kilómetros. Ni siquiera sabíamos si estaba vivo. Finalmente fue liberado gracias a la intervención del Nuncio Apostólico en Etiopía, India y Sudán. Curiosamente ha sido él quien volvió a abrir las obras salesianas en el Sudán del Sur, casi 10 años después de aquellos sucesos".


Hoy, en la Visitaduría de Zambia, el P. Chalissery se ocupa de acompañar el florecimiento del carisma salesiano. La espiritualidad de Don Bosco se extiende sobre todo a través de las numerosas parroquias y centros juveniles, también en dos escuelas profesionales y tres escuelas de Secundaria. Así es como florecen muchas vocaciones, consagradas o no: son casi 60 los Salesianos actualmente en formación; y para el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco han emitido su promesa 93 Salesianos Cooperadores, que a lo largo de no muchos años han pasado de 4 a 8 centros locales.


“Con todo, no nos faltan desafíos, -agrega el P. Chalissery- los mayores problemas son la desocupación de los jóvenes, los estilos de vida superficial, la escasa autoestima de tantos jóvenes y a veces su escapada al mundo virtual… y también se aprecian muchas necesidades, con tantas familias desestructuradas.”


Por eso, a los salesianos de su Visitaduría, el P. Chalissery les pide que sean testimonios creíbles para sus jóvenes, y exige atención sobre algunos puntos subrayados por el Capítulo General 27: “reforzar la vida comunitaria, cuidar la transparencia económica y estar llenos de celo por Dios y por los jóvenes”.

 

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