La residencia-internado de Utrera, corazón salesiano en la casa madre desde 1885

10 diciembre 2015

“Aquel año 1886, en Martí-Codolar, un grupo de internos del recién inaugurado internado salesiano de Utrera se desplazaron a Barcelona para ver a Don Bosco, contarle su experiencia y recibir su bendición. Desde aquel día en el que Don Bosco estuvo con los internos utreranos físicamente jamás los ha abandonado, ni los abandonará”. Con estas palabras explica Juanjosé M. Gutiérrez Galeote, director de la casa salesiana de Utrera, el origen de los primeros jóvenes formados en una residencia-internado que presume de ser el corazón de la casa madre de los Salesianos en España.
 
Corría el año 1885, siendo Director de la casa el salesiano Don Ernesto Oberti, cuando el proyecto de la Residencia Internado de Utrera ve la luz gracias al benefactor de la obra, el Marques de Casa Ulloa, que viendo las necesidades del pueblo sevillano y de las localidades próximas realizó la petición de construir una galería de habitaciones para acoger a jóvenes de toda la geografía andaluza.
 
Desde entonces se cumplen más de 130 años de historia acogiendo a jóvenes en una casa donde reside una gran familia que ubica al joven en el centro para aportarle todas las herramientas para su desarrollo académico y profesional junto con la formación integral de la persona.
 
“Para la casa de Utrera tener el internado es vivir en salesiano las 24 horas del día. Desde primera hora de la mañana hasta la noche, acompañarlos en su estudio, su diversión y ocio, en su fe, con sus problemas e ilusiones. Para nosotros y para toda la Familia Salesiana el internado es vivir como Don Bosco, con los jóvenes, junto a los jóvenes. Es una vivencia 100% salesiana, es salesianidad a flor de piel”, así explica el salesiano Juanjosé M. Gutiérrez  el sentido de una realidad fiel a Don Bosco, formada en la actualidad por 60 internos, acompañados por 6 educadores, el director de internado y el personal de cocina y limpieza, sin olvidar a la comunidad salesiana de la casa que se hace presente de manera muy viva.
 
Para José Manuel Chaves, educador y Salesiano cooperador, el sistema preventivo de Don Bosco está presente en todo momento en la residencia. “El alumno esta constantemente acompañado por educadores y profesores, del mismo modo la amorevolezza, pilar de la educación salesiana, se encuentra en cualquier rincón de nuestra casa, y no solo queremos a los jóvenes, ellos se sienten queridos”, explica.
 
Para Úrsula Estebán, alumna del internado, este espacio es más que una casa. “Es lo mejor de mi vida, no me quiero ir de aquí. Los mejores momentos son los festivos con los compañeros”, coincidiendo con el testimonio de Andrea Pardillo, para quien la residencia aporta la creación de lazos fuertes en el día a día. “Esto es mi casa, sólo falta el sofá y la estufa. Aquí lo que destaca es la convivencia con los compañeros”, añade.
 
La residencia abre los domingos por la tarde, siendo la hora de la cena el momento en el que coinciden todos los residentes. La organización semanal se rige por el horario lectivo de los alumnos, siendo las tardes el momento destinado para el estudio tutorizado por los educadores y para el tiempo libre y el deporte.
 
Aunque en la residencia no sólo aprenden los internos, también lo hacen los educadores. ”Probablemente una de las mejores experiencias de mi vida,  lo puedo decir sin temor a equivocarme, te marca de por vida vivir con chavales y ser su hermano mayor para muchos de los que se encuentran fuera de su casa. Esa vivencia es algo muy bonito, al igual que al cabo de los años antiguos internos sigan llamándome, o incluso algunos me hayan elegido como padrino de confirmación”, comparte José Manuel Chaves.
 
Entre las instalaciones de la casa destacan la capilla del Carmen, la zona de habitaciones, tanto masculina como femenina, así como las pistas deportivas y el gimnasio. Además la residencia-internado cuenta con un espacio comedor, jardines, sala de juegos y sala de televisión.
 
Estos espacios se llenan de vida con los alumnos, los que hacen que la Residencia pase a ser una verdadera casa. “Para mi esto no es un internado, el nombre está mal. Esto es una casa como para todos mis compañeros”, comenta Francisco Jiménez; para el que el mejor momento es difícil de decidir. "Uno muy bonito fue el año pasado en la barbacoa en la piscina de final de curso, y sobre todo el emotivo vídeo final de curso”, añade. Para Antonio Hierro el tiempo ha ido llenando esta casa salesiana de vivencias hasta convertirse en el centro de todo. “Al principio el internado fue un lugar raro para mí, aunque todo el mundo trató de arroparme y ayudarme en todo. Este lugar en poco tiempo se ha convertido en mi casa, los profesores y educadores son mi familia y los internos mis hermanos. Si tuviera que elegir un momento sería el año pasado en la verbena de María Auxiliadora, cuando todos cenamos juntos y después pasamos un rato divertido en las atracciones”.
 
Esta realidad de Salesianos Utrera muestra cada año que se trata de una oferta necesaria gracias a la atención personalizada, al acompañamiento de los jóvenes y al trabajo sobre los hábitos de estudios. Más de 130 años ininterrumpidos en los cuales han pasado por la residencia-internado miles de jóvenes que posteriormente han destacado en múltiples ámbitos de la vida; desde políticos, como Manuel Chaves, hasta en la Congregación, como el caso del actual inspector de Salesianos Santiago el Mayor, Juan Carlos Pérez Godoy.
 
Como explica Juanjosé M. Gutiérrez, Utrera cuenta con un corazón salesiano que late con fuerza,  “esta es la casa que los acoge, esta es su Parroquia, este es el patio donde encontrarse y hacer amigos, esta es la escuela que los prepara para la vida y esta es su familia, porque ellos son parte fundamental de nuestra Comunidad Educativa-Pastoral, parte de nuestra comunidad religiosa, parte de nuestra Familia Salesiana. Don Bosco está contento porque el Internado salesiano de Utrera sigue siendo una realidad”.
 

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