‘La experiencia de Jesús en sus últimos días es un fuerte revulsivo que a nadie deja indiferente’

1 abril 2015

El salesiano Fernando Navarro tiene 42 años y es natural de Valencia. Ha compartido comunidad y misión en Alicante, Sanlúcar la Mayor, Valencia, Burriana, Madrid, Cartagena y Elche. Su profesión perpetua y ordenaciones fue en Burriana. Estudió Humanidades y Teología. Actualmente está en Elche como coordinador de pastoral escolar y salesiano animador del Centro Juvenil. También coordina la dimensión vocacional a la zona centro de la inspectoría.


Pregunta.- Cómo se viven las Pascuas con jóvenes en las presencias salesianas. ¿Hay distintos estilos o formatos?
Fernando Navarro.-
Las Pascuas son momentos muy intensos y muy bonitos de nuestras casas. En la zona centro de la inspectoría se tiende a vivirlas de manera local, integrando a toda la comunidad cristiana en su vivencia y celebración. Es un gozo para la comunidad local contar con sus jóvenes durante estos días.


En muchas de nuestras presencias se vive con intensidad la Pascua Joven, organizada por los mismos jóvenes. Muchas veces es el propio Centro Juvenil el que la prepara y motiva la participación de jóvenes cristianos en ella. Se convierten en días de convivencia y de fuerte formación cristiana gracias a las celebraciones y los momentos de grupo. La experiencia de Jesús en sus últimos días es un fuerte revulsivo que a nadie deja indiferente.

Estas Pascuas pueden ser internas o yendo a dormir a casa, depende las experiencias anteriores y las necesidades. Aunque en muchos casos se viven en coordinación con la comunidad cristiana local o con la parroquia, en algunos casos los jóvenes optan por vivirla en algún otro sitio.

Actualmente la Pascua Familiar va ganando en convocatoria y aceptación. Se trata de organizar dinámicas comunitarias durante los días de la Semana Santa, pensando en los adultos y en los más pequeños. Se posibilita así que los hijos (algunos de corta edad) y sus padres puedan participar juntos estos días. Generan un ambiente comunitario muy positivo y por el que se siente la creciente necesidad de ir privilegiando.

P.- No todos los jóvenes viven del mismo modo su fe, cuáles serían las distintas formas de acercarse a ellos. ¿Cuál crees que es el mejor modo de hablar a los jóvenes de hoy en este tiempo de nueva evangelización?
FN.-
Nuestra vivencia personal es fundamental. Podemos hacer lo que queramos, pero si lo que hacemos no responde a nuestra manera de vivir, es inútil cualquier actividad. Los jóvenes son muy avispados y de esto se dan cuenta. Así que la autenticidad de nuestra propia fe es el primer factor que debemos cuidar. Nadie da lo que no tiene.

También es fundamental el trabajo conjunto de la Comunidad Educativo-Pastoral. La evangelización es una tarea eclesial, comunitaria, en la que los francotiradores no tienen nada que hacer. Todo lo que hagamos para crear una dinámica creyente en la comunidad educativo-pastoral es garantía de futuro porque generamos ambiente comunitario y creyente, un lugar atractivo donde acabar el proceso y personas que puedan acompañar los procesos de crecimiento en la fe.

Después es importante saber escucharles y descubrir sus interrogantes. Es ahí donde Jesús quiere acudir y a los que quiere responder, posibilitando de esta manera el encuentro personal con Él.

Con todas estas condiciones es importante lanzar ofertas de crecimiento en la fe: grupos de fe, Pascuas, celebraciones, ambientación en los tiempos fuertes…

 

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