EPN | CICLO C – XXXIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

7 noviembre 2022

Evangelio LC 21, 5-19

Narrador: Ayer estuve en el templo de Jerusalén. Herodes, que lo mandó reconstruir, debió de ser un tirano, según cuentan. Pero hay que reconocer que hizo un buen trabajo con ese templo. ¡Es impresionante, maravilloso, no hay otro igual!

Jesús: Es verdad, amigos, es un gran trabajo; pero ese templo que tanto admiráis, será destruido hasta que no quede piedra sobre piedra.

Narrador: Los discípulos reaccionaron con sobresalto y alarma, y le hicieron a Jesús una lluvia de preguntas:

Discípulo: ¿qué dices, Maestro? ¿Cómo va a ocurrir eso? ¿Cuál será la señal de que eso va a suceder?

Jesús: Tened cuidado, que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy; pero no les sigáis.

Habrá noticias de guerras y revoluciones, pero no tengáis miedo. Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino. Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias; sucederán cosas espantosas y se verán cambios en el cielo.

Narrador: El rostro de Jesús se había transformado y su voz sonaba fuerte entre sus discípulos.

Jesús: A los que me seguís, os perseguirán, os llevarán a la cárcel y ante los reyes y gobernadores por causa mía. Así está escrito. Siempre os he dicho que seguirme a mí no es fácil, pero yo estaré siempre con vosotros.

Discípulo: Mira, Jesús, que tus discípulos somos pocos, no podemos defendernos y tenemos miedo.

Jesús: Yo os daré palabras tan acertadas que nadie podrá contradeciros. Cada vez seréis más y no tendréis miedo, porque yo estaré con vosotros. Estad tranquilos y sin temor, porque ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Quiero decir que, con vuestro testimonio y aguante, conseguiréis la Vida.

 

 

Jesús recomienda a sus amigos que no se dejen llevar por las personas que anuncian catástrofes, desgracias y tragedias. Cuando oigáis que el momento final está cerca, no tengáis miedo ni os angustiéis. Aunque paséis por momentos difíciles en los que os insulten, persigan y os maldigan, no perdáis la calma ni la confianza. Si os mantenéis unidos a mí no tenéis que tener miedo.

Señor, tú que eres el Templo en quien nos movemos,

existimos y somos;

ayúdanos a crecer en la fe para que amándote sólo a Ti,

tengamos nuestra esperanza firme en los bienes del cielo,

haciendo presente tu Reino en la tierra.

Vamos a jugar

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