EPN | CICLO C – XXXII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

31 octubre 2022

Evangelio LC 20,27-38

Narrador: Sabes lo que es una adivinanza, ¿verdad? Es un acertijo de palabras, una pregunta que te hace pensar. En ocasiones son divertidas. Las adivinanzas han existido desde el tiempo de Jesús. Quizás desde antes. Hoy vamos a escuchar una.

Un día se le acercó a Jesús un grupo de saduceos, líderes religiosos que no creían en la resurrección. Ellos intentaban que Jesús dijera que no existía la resurrección. Le pidieron que contestara la siguiente adivinanza diciendo:

Saduceos: “Maestro, Moisés nos enseñó en sus escritos que si un hombre muere y deja a la viuda sin hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia.

Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar hijos. Entonces el segundo y el tercero se casaron con ella, y así sucesivamente murieron los siete sin dejar hijos. Por último, murió también la mujer. Ahora bien, en la resurrección, ¿de quién será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella? El grupo de Saduceos se frotaba las manos de satisfacción.

A ver, Jesús en este caso qué pasa, responde, responde…

Narrador: Escuchad la contestación de Jesús:

Jesús: “El matrimonio es para las personas aquí en la tierra. Pero cuando llegue el momento, aquellos que resuciten no estarán casados ni se casarán, ni tampoco podrán morir, pues serán como los ángeles. Vivirán por siempre porque son hijos de Dios.”

Narrador: Jesús añadió:

Jesús: “Moisés mismo nos da a entender que los muertos resucitan, pues llama al Señor «el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob». Él no es Dios de muertos, sino de vivos.

Narrador: Cuando Jesús sabiamente contestó su adivinanza, nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Tú y yo sabemos que Jesús nos prometió que si le amamos y confiamos en Él viviremos para siempre con Él. ¿No crees que es triste que haya personas que no creen en la resurrección y que hay vida eterna en el cielo?

Amado Padre, estamos felices hoy porque nos has prometido una vida eterna en el cielo

Ante un grupo de saduceos que niegan la resurrección de los muertos, Jesús defendió la resurrección y la vida después de la muerte. Y lo hizo convencido de que su Padre Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Y vivas, junto a Dios, están todas las personas que amaron y con su amor dieron vida a los demás. A Jesús siempre le interesa la vida. La de ahora y la de después.

Señor, en aquel tiempo los saduceos se acercaron a Ti

para preguntarte sobre la resurrección.

Hoy también me acerco yo a Ti

para pedirte que renueves mi fe,

mi esperanza y mi amor en la vida eterna

que me prometes.

Vamos a jugar

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