EPN | CICLO C – XVII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

25 julio 2022

Evangelio Lc 12, 13-24 

Narrador: En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:

Joven: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.

Narrador: Jesús le contestó:

Jesús: ¿Quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?

Narrador: Jesús se dirigió a la gente y les dijo:

Jesús: Mirad; guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.

Narrador: A continuación para que comprendieran mejor las cosas, les narra una parábola.

Jesús: Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a hacer cálculos. ¿Qué haré? No tengo donde guardar la cosecha. Y se dijo:

Hombre rico: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: “Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe, y date buena vida”.

Jesús: Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿de quién será?

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.

 

Hoy Jesús habla a sus amigos del dinero, y les dice que tengan mucho cuidado con él. ¡No tengáis el corazón amarrado ni al dinero ni a las cosas!, porque la vida no depende del dinero ni de tener almacenado mucho para estar tranquilos. Y les puso como ejemplo el de un señor que se dedicó de lleno a almacenar riquezas y cosechas pensando que estaría seguro para siempre. Pero se murió de repente. ¿De qué le sirvió tanto empeño? De nada. Por eso Jesús dice a sus amigos que lo importante es ser rico ante Dios, y eso se consigue a base de compartir con alegría, y no vivir atado al dinero.

Jesús enseña a sus amigos a orar, es decir a hablar con Dios, de una forma nueva, original y entrañable. “Cuando oréis, decid: Abba” (que quiere decir papá). Hasta Jesús, todos rezaban a un Dios lejano, distante, al que pretendían tener de su parte para que todo les fuera bien, como si fuera un amuleto o un talismán. Pero Jesús les enseña que deben tener confianza con Dios, que es sobre todo papá. Y al papá, decirle también: Que todos reconozcan la bondad de tu nombre. Que llegue pronto tu Reinado. Danos el pan de cada día. Perdónanos, como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación de las cosas malas.

Señor, quiero quitar de mi corazón

toda codicia, toda ambición.

Quiero entender que Tú eres mi mayor

y mi único tesoro.

Del mismo modo que Tú,

quiero ayudar a organizar mi vida,

la de mi familia, para que no me quede

esclavizado por el dinero ni por las cosas.

Vamos a jugar

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