EPN | CICLO C – IV DOMINGO DE ADVIENTO

13 diciembre 2021

Evangelio Lc 1,39-45

Lucas: ¡Hola, amigos y amigas!

Niño 1: ¡Hola! ¿Hoy nos contarás cosas del Adviento?

Lucas: Pues sí, hoy os contaré que… ¡Ya termina el Adviento!

Niño 2: Pues qué pena, ¿no? ¿Y por qué termina hoy?

Lucas: Porque dentro de pocos días nacerá Jesús. ¿Le habéis preparado bien el camino?

Niños: Sí, sí, muy bien.

Lucas: ¡Muy bien! Entonces ya puedo hablaros de María.

Niño 1: ¿La mamá de Jesús?

Lucas: Sí, ella fue la primera que llevó la Buena Noticia de Jesús a otra persona, a su prima Isabel. Escuchad:

En aquellos días, María se puso de camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá.

María: Por favor, ¿podéis decirme donde vive Isabel, la mujer de Zacarías?

Lucas: Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Isabel: ¡María! ¡Qué alegría verte por aquí! ¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?

María: ¡Pero… María! Sólo soy tu prima María…

Isabel: Sí ¡bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

María: ¿Cómo te has enterado? ¿Quién te lo ha dicho?

Isabel: Desde que llegaste, cuando te vi, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

María: ¿De verdad?

Isabel: Sí, y ¡dichosa tú, María, porque has creído!

María: ¿Por qué?

Isabel: Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Lucas: Y María se quedó con su prima Isabel unos tres meses.

María, ¡como era de buena! Tres meses antes de que su prima Isabel diera a luz, se fue con ella para ayudarla y acompañarla, porque era mayor y vivía sola.

Dejó su casa y se dedicó a quien la tanto necesitaba en esos momentos.

Isabel se da cuenta enseguida de que María es la mujer más importante porque será la madre de Jesús.

Esta es la primera vez que están cerca Juan Bautista y Jesús.

La «Buena Noticia», antes de ser «noticia» es «buena», es felicidad, alegría, conversión vital.

Al encender las cuatro velas,

en el último domingo de Adviento,

pensamos en ella, la virgen,

tu madre, Señor, y nuestra madre.

Nadie te esperó con más ansia,

con más ternura, con más amor.

Nadie te recibió con más alegría.

En sus brazos encontraste

la cuna más maravillosa.

También nosotros

queremos prepararnos así:

En la fe, en el amor

y en el trabajo de cada día.

¡Ven pronto, señor, ven a salvarnos!

Vamos a jugar

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