EPN | CICLO B – XXIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

6 septiembre 2021

Evangelio Mc 8,27-35

NARRADOR: En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesárea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos.

JESÚS: ¿Quién dice la gente que soy yo?

DISCIPULO 1: Maestro, la gente no se aclara…: unos dicen que eres Juan el Bautista…

DISCIPULO 2: Otros dicen que eres Elías, y, lo más raro, otros dicen que eres uno de los profetas…

NARRADOR: Él les preguntó:

JESÚS: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

NARRADOR: Tomando la palabra Pedro le dijo.

PEDRO: Tú eres el Mesías.

JESÚS: Os prohíbo que se lo digáis a nadie.

NARRADOR: Y empezó a enseñarles, les dijo:

JESÚS: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.

NARRADOR: Se lo explicaba muy claro. Entonces Pedro se lo llevó aparte y le dijo.

PEDRO: Maestro, ¿pero de qué nos estás hablando?, ¿se te ha ido la cabeza? ¿a qué muerte te refieres?

NARRADOR: Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, regañó a Pedro.

JESÚS: ¡Quítate de mí vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!

NARRADOR: Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo:

JESÚS: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.

NIÑO 1: Maestro ¿Qué quiere decir negarse a sí mismo y cargar con tu cruz?

JESÚS: Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».

A veces, como con en el evangelio de hoy, Jesús advierte a sus seguidores, que él no va a ser un rey con poder, con privilegios, ni tierras. Como a Pedro no le gustaba lo que iba a pasar, quería cambiar los planes a Jesús, por lo que se llevó una regañina enorme.

Señor Jesús,

que en tu infinito amor

nos has amado,

hasta llegar al sufrimiento de la Cruz.

Nos has amado,

a pesar de nuestra resistencia

y nuestra testarudez

de dejarnos salvar por ti.

Gracias, Señor,

por no abandonar el camino de la Cruz

y salvarme.

Amén.

Vamos a jugar

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