EPN | CICLO B – VI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

4 febrero 2024

Mc 1,40-45

NARRADOR: Hoy os quiero contar la historia de cómo Jesús curó a un leproso.

NIÑO 1: Por lo que he oído la lepra es una enfermedad muy mala, ¿verdad?

NARRADOR: ¡Sí! Todos tenían miedo de contagiarse y todos los leprosos se tenían que ir lejos de su familia y vivían solos.

NIÑO 2: Qué pena. ¿Es que nadie les quería?

NARRADOR: Si que les querían, pero tenían miedo a contagiarse. Escuchad que os explico qué pasó.
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas.

LEPROSO: Si quieres, puedes limpiarme.

NIÑO 1: Pero a Jesús… ¿le dio miedo?

JESÚS: Quiero, queda limpio.

NARRADOR: La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:

JESÚS: No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio.

NARRADOR: Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

NIÑO 1: Pero Jesús le dijo que no se lo contara a nadie.

NARRADOR: Es verdad, pero estaba tan contento que necesitaba decirlo a todo el mundo.

Jesús, solo quería hacer el bien a todos, hizo que muchas personas oyeran hablar de él y se le acercaran. Esto es lo que pasó con el leproso que vino a pedir ayuda a Jesús. Cuando el leproso se curó, estaba tan feliz que cambió de vida con los demás, porque no sé si sabes que los enfermos de lepra eran separados de la sociedad y condenados a vivir aislados a las afueras del pueblo. Qué triste ¿no?
Señor, si quieres… tú puedes…
Hay tantas cosas que me gustaría dejar en tus manos.
Mi fragilidad, mis incoherencias, mi inconstancia,
mi falta de amor… me atan a mi realidad.
Señor, tú quieres que deje en tus manos…
mi vida, mis preocupaciones, mis proyectos…
todo lo que soy y tengo.
Señor, tú quieres y yo quiero…
que te manifieste y te reconozca en mi vida,
en el que sufre, en el que te necesita,
en los pequeños, en los pobres…

Vamos a jugar

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