EPN | CICLO B – IV DOMINGO DE ADVIENTO

18 diciembre 2023

Lc 1,26-38

NARRADOR: En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen que había dicho que se casaría con un hombre que se llamaba José, de la casa de David; la virgen se llamaba María. El ángel entró donde estaba ella y dijo:

ÀNGEL: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.

NIÑO: ¿Y ella qué dijo? Porque un ángel que entre a tu casa, no es muy normal.

NARRADOR: Ella se sorprendió ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:

ÀNGEL: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y se llamará Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

MARIA: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

ÀNGEL: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible

MARIA: Soy la esclava del Señor: que se cumplan en mí tus palabras.

María estaba prometida con José para casarse pronto con él. Vivía en un pueblecito llamado Nazaret. Y un día se vio sorprendida por una voz que en su corazón la saludó así: «¡Qué buena eres, María! ¿Quieres ser la madre de Dios? Tú le darás vida dentro de ti y le llamarás Jesús». Y ella dijo: «Sí, que se cumpla en mí lo que Dios, el Señor, desea».
Señor,
ayúdame a estar disponible para los demás
como lo estuvo María.
Quiero renunciar a mí como hizo María,
para que tú seas lo primero en mi vida.

Vamos a jugar

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