Alumnos de Salesianos Antequera participan en las tareas de emergencia tras las lluvias en la provincia de Málaga

31 octubre 2018

Dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. Y de ello han sido testigos en la casa de Antequera, durante el fin de semana en el que la comarca se vio asolada por unas terribles inundaciones fruto de la temida gota fría.

Fueron numerosas las poblaciones de la zona que sufrieron esta catástrofe, pero si alguna lo padeció con especial virulencia fue la localidad de Campillos. Las imágenes que llegaban desde los medios de comunicación eran espeluznantes y los testimonios de los afectados no dejaban lugar a dudas del infierno en el que se convirtió su propio pueblo durante toda una noche y parte del día. El lunes, al volver a clase, en el mismo colegio salesiano eran numerosos los comentarios en los que era fácil encontrar a algún conocido o amigo que había sufrido alguna adversidad por este fenómeno meteorológico.

Desde casi primera hora se pusieron en marcha muchas iniciativas para ayudar a los afectados, desde instituciones públicas hasta entidades privadas se personaron en dicho pueblo para echar una mano en lo que fuese posible, en una de estas iniciativas dos alumnos de la FPB del Centro, de manera desinteresada y por su cuenta, se presentaron voluntarios para ir a ayudar en uno de los muchos autobuses puestos por los ayuntamientos de la zona para desplazar a las personas que así lo quisiesen hasta Campillos.

Al día siguiente estos chicos empezaron a contar su experiencia entre sus compañeros de la FPB y la mucha ayuda que aún hacía falta en este pueblo. Entre ellos se pusieron de acuerdo para comentarle al profesorado de esta etapa que estaban dispuestos a ir para hacer lo que fuera. Ante la insistencia de estos, se decide ponerlo en conocimiento de la Dirección y ver si dicha acción es viable, poniendo ésta al momento los medios disponibles. De ahí salen 17 alumnos que forman su cuadrilla.

Los preparativos fueron numerosos. Cepillos, ropa, botas de agua, bocadillos, agua y mucha ilusión, y por supuesto autorización pertinente de las respectivas familias. Ni un solo pero por parte de estas. El grupo de alumnos seleccionados, acompañados de su tutor de EH, José María Torres, cargaron la furgoneta del colegio y emprendieron rumbo a la aventura. Una vez llegaron a destino, la ventana se abrió de par en par, fueron horas de esfuerzo y trabajo duro, nada importaba, cada gota de sudor iba acompañada de un agradecimiento, cada dolor en la espalda de una sonrisa y cada pequeña frustración de una palabra de ánimo. Los alumnos de Salesianos Antequera, al acabar su tarea, ya estaban recompensados, su cara lo decía todo, cansados pero orgullosos de sí mismos, la vuelta un sinfín de anécdotas, y esa ventana ya totalmente abierta con unas vistas a horas de solidaridad, compañerismo, y buen hacer.
 
 

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