VIVIR A FONDO | CICLO C – V DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

9 mayo 2022

Jn 13, 31-33A.34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

Nuestras comunidades, y nuestras personas, no pueden estar ajenas al conflicto, no siempre serán balsas de aceite. Incluso a veces el conflicto es necesario… Pero no podemos quedarnos estancados en él. En un mundo cargado de egoísmo, de envidias, de rencores y de odios, la comunidad cristiana está llamada a ser testimonio de una realidad nueva y diferente: el testimonio del amor, y un amor semejante al de Jesús. Esa será nuestra señal de identidad.

En el evangelio de este domingo, unas pocas palabras del gran discurso de despedida de Jesús. Pocas, pero esenciales, porque en ellas Jesús nos indica claramente en qué nos tenemos que distinguir sus seguidores y seguidoras: no en la forma de vestir, ni siquiera en la forma de rezar, sino en la forma de amar. Y ya sabemos cuál es: tal como Él amó. Si esto no se da en nuestras vidas y en la de nuestras comunidades, todo lo demás puede ser tiempo perdido.

– Os doy un mandamiento nuevo: ¿He puesto en el centro de mi vida el Amor? ¿Tengo conciencia de que ése es, realmente, «el mandamiento», la verdadera tarea del ser humano y del cristiano?

– Como Yo os he amado: ¿Tengo a Jesús como modelo y medida a alcanzar en mi progreso en el amor? ¿Cómo lo voy haciendo real en mi vida? ¿En qué tendría que avanzar?

Señor, enséñame a amar… Concédeme el don del Amor,

de un Amor con mayúscula, como el tuyo…

Es tentador pensar sólo en mí;

es agradecido y relativamente fácil amar sólo a quienes me aman,

a quienes me caen bien…

Pero he tenido la suerte de conocerte  y de querer seguirte…

y Tú  me pides más.

Amar como Tú lo hiciste no siempre me resulta ni sencillo ni cómodo,

porque me compromete, porque me hace cambiar esquemas,

porque me hace salir del camino que me he marcado,

porque me deja con la inseguridad de si mi amor será respondido.

Por eso, porque sólo con mis fuerzas y mi voluntad no puedo conseguirlo,

te pido que me concedas el don del Amor. De tu Amor.

La gente habla del amor

como si fuera algo que puedes dar,

como un ramo de flores

(algo que descargas ante ti,

un objeto inútil que huele bien).

El amor es una fuerza motivadora:

te capacita para dar fuerza,

poder y libertad a otra persona.

No es un resultado; es una causa.

No es un producto; él produce.

Es una fuerza:

como el dinero, el vapor o la electricidad.

Y es algo sin valor,

a no ser que des algo, gracias a él. 

                                       Anne Morrow Lindberg