VIVIR A FONDO | CICLO A – I Domingo de Adviento

21 noviembre 2022

Mt 24,37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comí y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad, también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

En este evangelio del primer domingo de adviento se nos invita a estar preparados, mantenernos alerta. Y lo hace con dos sencillas comparaciones. Una extraída del A. T. (en tiempos de Noé, muchos no estuvieron atentos a lo que sucedía a su alrededor y fueron sepultados por las aguas). La otra, tomada de la vida cotidiana. El ladrón puede entrar en nuestra casa cuando menos lo esperemos. El Adviento invita a la espera, pero a una espera atenta. No esperamos un nacimiento que ya sucedió. Lo que esperamos y trabajamos para conseguirlo es la venida de Dios a nuestras vidas hoy. Así, se nos invita a mantenernos  despiertos, a estar vigilantes, a saberlo descubrir y acoger en nuestro mundo. Las lecturas nos invitan a vivir en la claridad aunque haya oscuridad. El que siempre está preparado es el  que puede esperar con confianza los sucesos, la confianza que nos da el sentirnos queridos por aquél que es luz y viene a encontrarnos.

¿Esperamos verdaderamente a alguien?

¿O hacemos ver que esperamos, porque es lo que toca?

¿Qué encontrará Jesús en nosotros durante este adviento? ¿Y los otros?

Queremos mantenernos despiertos y en vela,

Porque nos traes la luz más clara,

la paz más profunda

y la alegría más verdadera.

Ven, señor Jesús!

VEN SEÑOR JESÚS

Despiertos a media noche

En cualquier trabajo por el Reino tenemos la asignatura pendiente de discernir cuándo toca estar activos y diligentes en las tareas y cuándo pacientes y pasivos; cuándo es tiempo de arrimar el hombro y cuándo los otros agradecerían que nos quitásemos de en medio; cuándo la situación requiere estar vigilantes e intervenir, y cuándo lo único que podemos hacer es “echarnos a dormir”; cuándo toca analizar y detectar causas y cuándo encajar incapacidades e ignorancias y reconocer que no lo sabemos todo y que hay muchos porqués y comos que se nos van a seguir escapando. Para aprobar esa asignatura tendríamos que hacer buenamente lo que está en nuestra mano, y luego quedarnos tranquilos sabiendo que el proceso que Dios mismo ha puesto en marcha, hará que la semilla continúe creciendo durante la noche, mientras nosotros dormimos.

Dolores Aleixandre, rscj