“Nuestra Región Mediterránea tiene un gran pasado que es promesa de futuro”

22 julio 2020

Por Javier Valiente

El 13 de marzo, en Valdocco-Turín, Juan Carlos Pérez Godoy fue elegido Consejero General para la Región Mediterránea de la Congregación, durante el Capítulo General 28. Entusiasta salesiano, alegre y cercano, su corazón vibra con Don Bosco y su misión. Y con Sevilla.

¿Queda lejos Sevilla de Roma?

Bueno, depende de cómo se mire. En dos horas y media te plantas en avión. Por tanto, la distancia física es poca desde esta perspectiva. Y desde el punto de vista afectivo, la llevo siempre en el corazón. Está siempre conmigo allí donde esté. No hay distancia. Pero sí, sabes que soy muy de mi tierra, muy de Burguillos. Ahora será distinto, no cabe duda.

¿Qué pasaba por tu cabeza, por tu corazón, cuando veías que podías salir elegido, o cuando el Rector Mayor te preguntó si aceptabas esta tarea?

En el aula capitular, estaba sentado junto a Koldo. Fueron varios los momentos en los que le confesé que me sentía con una gran serenidad. Si era elegido haría lo que siempre he hecho, estar disponible. Soy más de decir sí, que no. Sólo cuando creo, en conciencia, que no puedo llevar adelante lo que me piden, digo que no.

Me motiva mucho aquella frase de Don Bosco: “Adelante, siempre adelante, con la mirada puesta en el Señor”. Evidentemente, en mi interior sentía ese cosquilleo de los nervios ante una nueva responsabilidad sobre la que te vienen las dudas de estar a la altura o no, y que además intuyes que puede cambiar muchas cosas en tu vida.

Pensaba también en mi madre, en mis hermanos, mi familia, también en vosotros con quienes he compartido vida y misión estos años… Pero acepté con una gran confianza en el Señor y en la Virgen María, Auxiliadora y Reina del Santo Rosario. A Ella me confié, como siempre, cuando respondí sí a la pregunta del Rector Mayor.

Cuando subía al escenario para acercarme al Rector Mayor vinieron a mi memoria tantos momentos compartidos con él, siendo delegados de PJ, y pensaba: ¿quién nos iba a decir que él sería Rector Mayor y me haría esta pregunta de aceptación de este servicio como regional? Son los caminos de Dios y así lo veo, desde la fe.

¿Qué hace, para qué sirve un Consejero Regional en la Congregación?

Como Consejero General, la primera tarea es la de cooperar con el Rector Mayor en la animación y gobierno de la Congregación. Y dentro del Consejo, tal como indican nuestras Constituciones y Reglamentos, el Regional, ha de promover la unión más directa de las inspectorías que conforman esta Región Mediterránea con el Rector Mayor y su Consejo; tiene que cuidar los intereses, la vida y la misión, de las inspectorías que le son confiadas; y debe facilitar en el Consejo el conocimiento de las situaciones locales en las que se desarrolla nuestra misión.

Todo ello supone el contacto frecuente con los inspectores y consejos inspectoriales, las visitas extraordinarias, la presencia en los curatorium de las casas de formación y en los organismos regionales, momentos de encuentro y coordinación, etc.

¿Cómo es la Región Mediterránea?

La Región Mediterránea está constituida por 10 inspectorías: Una en Portugal, dos en España, seis en Italia y una en Medio Oriente. Pero se extiende por un buen grupo de países, ya que la Inspectoría de Medio Oriente la constituyen varios: Egipto, Israel, Palestina, Siria y Líbano -hubo presencia en Irak y en Irán, pero ahora no, y Turquía depende ahora de Alemania-; y tanto Portugal como Italia, tienen comunidades misioneras en otros países: Albania, Cabo Verde, Kosovo, Lituania, Moldavia, Rumanía, San Marino, Suiza y Túnez. En estos momentos, son unas 370 Casas, que animan unos 2.850 salesianos, en 297 comunidades.

Esto en cuanto a la descripción geográfica. Pero me preguntas: ¿Cómo es? Pues te digo que he sido testigo del nacimiento de esta nueva Región Mediterránea. Una Región que apenas acaba de empezar. Es una niña que mira con ojos inmensos, abiertos, expectantes el futuro.

Por cierto, aprovecho para agradecer a don Stefano Martoglio el trabajo generoso, su entrega abnegada, en el servicio que en este sexenio anterior ha prestado a nuestra Región. Han sido muchos sacrificios –incluso sinsabores– que felizmente van dando fruto. Ahora nos toca a todos seguir construyendo con generosidad y confianza el presente y el futuro prometedor de nuestra Región.

Me viene ahora a la memoria que al día siguiente de mi elección me hicieron una entrevista. El entrevistador me preguntaba por “los problemas” que me iba a encontrar en la Región. Mi reacción fue inmediata. No hablemos de problemas. Esta es una preciosa Región, para mí la más bonita. Tiene en ella los lugares santos salesianos. Estos lugares son fuente que irradia espiritualidad, memoria viva de lo vivido por Don Bosco y los primeros salesianos, es una verdadera gracia que nos acompaña y que hemos de poner al servicio de toda la Congregación y de nosotros que tenemos el deber de custodiarlos.

Y qué decir de nuestra historia, que no es pasado, que es promesa de futuro y de la que tanto tenemos que aprender. Una historia hecha por hermanos, con nombre y apellidos, que han entregado su vida y que habla de la generosidad, de la vitalidad y de la fidelidad de nuestras inspectorías, de los hermanos y de la Familia Salesiana. Y muchas más cosas se podrían añadir, por ejemplo, la generosidad misionera, pero no quiero alargarme.

¿Qué retos destacarías de esta zona de la Congregación para los próximos años?

Te decía antes, al describir a grandes rasgos cómo es esta Región Mediterránea, que es una bella Región. Eso no quita que tenemos que afrontar algunos retos, algunos desafíos: en primer lugar, la fecundidad vocacional –para mí es el más fundamental de los desafíos, que naturalmente lleva consigo prestar atención a otros muy ligados a éste–; la revitalización de nuestra vida consagrada salesiana; la atención a los jóvenes más pobres y en riesgo de exclusión –con una particular mirada a la inmigración–; nuestro horizonte misionero: es impresionante la sensibilidad misionera de nuestra región, con muchas inspectorías de las que dependen casas en territorios misioneros, y el horizonte misionero dentro de nuestra propia Región con el Medio Oriente que demanda de nosotros una gran solidaridad.

Tenemos, por otra parte, el desafío de una mayor sinergia en el campo de la Comunicación, especialmente las editoriales; una atención especialísima, con una mayor sinergia, a la formación, tanto la inicial como la permanente de los hermanos y de los seglares, y particularmente, como el Rector Mayor indicaba en su discurso final, con referencia a la identidad salesiana. Y continuar con lo ya iniciado en este sexenio pasado: colaboración entre los Centros Nacionales de PJ, formación de directores, estudio de las casas de formación, encuentros de hermanos en formación…

Acabas de hacer referencia y te he oído comentar en otras ocasiones que la zona de Medio Oriente es el horizonte misionero de esta Región. Para la Familia Salesiana de España, ¿cómo crees que debemos ver esta zona? ¿qué podemos hacer?

A ver, en mis primeros años de delegado de PJ, del 88 al 98, fueron aquellos años en los que las inspectorías de España, entonces siete, desplegaron su dimensión misionera en el Proyecto África; antes cuántos salesianos salieron de nuestras inspectorías para América y Asia. Este espíritu misionero ha estado siempre muy vivo en las inspectorías de España.

Pues yo creo que ahora el Señor pone delante de nosotros esta bendita zona de Medio Oriente, que es ahora, con esta expresión acuñada en el seno de la propia Región, nuestra frontera misionera, a la que debemos mirar “recíprocamente”. No solo hemos de pensar qué podemos aportar nosotros, sino qué estamos dispuestos a recibir de ellos, que será mucho. Este es planteamiento que estamos haciendo en las reuniones de Región.

Precisamente en la que tuvimos el año pasado en Santeramo, el inspector de MOR, para concretar esta colaboración recíproca –tal como habíamos pedido algunos inspectores en reuniones anteriores– presentó el «Proyecto de Cooperación y Apoyo: MOR, frontera misionera de la Región Mediterránea 2019-2025».

Es un proyecto con criterios de concreción, sin pretensiones, implicación de reciprocidad, sin proteccionismo ni asistencialismo, y coordinación de las inspectorías. En él se presentan por ambientes y ámbitos, lo que ofrece MOR y lo que piden a cada una de las inspectorías.

Para ellos la parte pastoral es muy importante, no sólo los recursos económicos. Lo que se pretende es crear una red de apoyo mutuo, con la posibilidad de iniciar experiencias de intercambio de personas que puedan colaborar, gradualmente, primero en acciones de corto plazo, e ir progresivamente haciendo realidad el proyecto según el acuerdo con cada una de las inspectorías.

¿Alguno de esos retos que más podrían afectar a la España salesiana?

Pienso que esos mismos que te decía en referencia a la Región. Pero por señalar alguno, considero urgente el de la fecundidad vocacional. No porque queramos ser muchos, sino para poder seguir desarrollando el carisma de Don Bosco que sigue siendo un bien necesario para la Iglesia y para el mundo, y particularmente para los jóvenes más pobres.

El reto de las vocaciones no se refiere en primer lugar ni fundamentalmente al número, sino a la perspectiva desde la que plantear y llevar adelante toda nuestra acción educativo-pastoral. Ese desafío apunta también a la revitalización vocacional de cada uno de los educadores y educadoras en su vocación específica, de cada comunidad salesiana y educativo-pastoral y, en fin, de toda la familia salesiana. Este es otro desafío importante, pensar, proyectar, actuar más como familia salesiana.

Y, por último, sin extenderme mucho, esta clave vocacional nos debe llevar a vivir en fidelidad a la opción de Don Bosco por los jóvenes más pobres.

Fuiste elegido en un Capítulo General bastante atípico. ¿Qué puede quedar de este CG?

El Rector Mayor nos decía en la carta que recientemente nos escribió, que de ninguna manera se tiene que ver este Capítulo General 28 como un capítulo “fallido”. El Capítulo General que había iniciado una reflexión muy bonita y sugerente, tanto como exigente, sobre el tema capitular, no ha producido un documento, pero ha encargado al Rector Mayor y su Consejo que toda la riqueza de la reflexión en las diversas comisiones no se pierda.

Por ello, en el Consejo General se estudiará todo ello y se editará un documento que no será documento capitular, pero que nos servirá para orientar nuestra vida salesiana, a cada uno personalmente, a cada casa y a cada inspectoría.

En lo personal, tengo aún en mi corazón y en mi memoria los días vividos con los jóvenes, representantes de todo el mundo salesiano –entre ellos, de la Inspectoría Santiago el Mayor (SSM), Carlos Hermida–.

Compartieron con nosotros una semana capitular. Su presencia, sus palabras, sus mensajes, sus testimonios, lo que nos han pedido, al menos para mí, ha sido una nueva “carta de Roma”. Es como si Don Bosco nos hubiera enviado a estos jóvenes de su parte, en su nombre, para pedirnos: “volved a los orígenes, al amor primero; volved a estar en medio de nosotros”.

Desde tu vida salesiana, el trabajo, la misión, la experiencia de estos últimos años… ¿qué crees que puedes aportar al Consejo General, desde la realidad de cómo vivimos el carisma salesiano aquí?

Hace unos días publicó ANS una fotografía de los miembros del Consejo y el Rector Mayor sentados entorno a la mesa de reuniones. Una de mis hermanas, al verla, me envió un mensaje diciendo ¡qué alegría verte en esa mesa! Bueno, pues sí, es una alegría, pero como te decía antes, es una responsabilidad que te puedo asegurar vivo con gran sencillez y humildad.

Una de las cosas que espero aportar es precisamente mi alegría, el sentido optimista y positivo ante la realidad que viene de la fe, de la confianza en el Señor y en nuestra madre Auxiliadora.

Y junto a ello, como tú decías en la introducción a la pregunta, mi experiencia de vida salesiana, de trabajo, de misión tal como la he vivido, primero en la Inspectoría de Sevilla y ahora Madrid-Santiago el Mayor. Una experiencia muy marcada por la presencia de los jóvenes y de los laicos en las opciones y en las diversas acciones educativo-pastorales llevadas adelante; marcada también por la creatividad y la búsqueda de soluciones nuevas a los nuevos desafíos y pobrezas de los jóvenes; en una verdadera historia de fidelidad a las orientaciones de la Congregación poniendo en el centro de todo la pasión por los jóvenes más pobres, animada por la caridad del Buen Pastor y con un gran sentido orgánico de nuestra acción educativo-pastoral.

Has concluido estos 6 años de Inspector, en una inspectoría que nacía en 2014 y que había que poner en marcha esa nueva realidad, ¿cómo valoras estos años vividos?

Estoy contento, muy contento. La experiencia vivida y compartida estos años con todos los hermanos no la olvidaré. Agradezco al Señor haber podido vivir dicha experiencia.

Recuerdo que comenzamos nuestra andadura como nueva Inspectoría haciendo nuestro el icono de los sarmientos unidos a la vid. Creo que nos ha inspirado mucho y hemos hecho lo posible por permanecer unidos a Él como el sarmiento a la vid, para tener vida, vida plena y abundante en Cristo, y poderla compartir con los jóvenes que el Señor no deja de confiarnos.

Como Inspector, he intentado centrarme, especialmente, en la animación de las personas, y particularmente, en los salesianos, tratando de cumplir el sueño del Rector Mayor que decía: “sueño salesianos felices”. Es decir, que tienen en la fidelidad a la vocación, la autenticidad de vida y el testimonio coherente y creíble en medio de los jóvenes, la fuente de dicha felicidad.

Reconozco que hay momentos en los que he tenido la sensación de no llegar como me hubiera gustado. He procurado insistir en la importancia de la vivencia espiritual y vocacional, personal y comunitaria, y tengo la firme convicción de que el proyecto de la actual Inspectoría está bien plantado, pero hay que seguir soñándolo, elaborándolo y desarrollándolo con la participación de todos, salesianos, seglares y jóvenes.

Sevillano de Burguillos, nació en 1959. En 1978 hizo su primera profesión religiosa, y fue ordenado sacerdote en 1987. Estudió magisterio, Teología, Catequética, y ha sido Delegado de Pastoral Juvenil, Vicario y Provincial en la Inspectoría de Sevilla. En 2014 fue elegido Inspector de la recién creada Inspectoría Santiago el Mayor, Madrid. Miembro del Consejo General de la CONFER, ha sido también presidente de Escuelas Católicas.

10 inspectorías: 1 Portugal, 2 España, 6 Italia, 1 Medio Oriente.

370 Casas en Portugal, España, Italia, Egipto, Israel, Palestina, Siria y Líbano, Albania, Cabo Verde, Kosovo, Lituania, Moldavia, Rumanía, San Marino, Suiza y Túnez

2850 salesianos en 297 comunidades.

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