Muere en Brasil el misionero salesiano Miquel Gaya Timoneda

30 junio 2015

El sacerdote salesiano Miquel Gaya falleció el lunes, 22 de junio en Campo Grande, Brasil, a la edad de 77 años, después de someterse a un tratamiento contra el cáncer. Su cuerpo fue colocado en la capilla de la Obra Social Pablo VI, que se encuentra en el barrio de Santo Antônio. Al día siguiente, miércoles, a las 8 de la mañana, se celebró la misa funeral en la parroquia de Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos. A continuación tuvo lugar el entierro en el cementerio de Santo Antônio.

 
Miquel había nacido en Arbeca, Tarragona, en 1938, hizo el noviciado a los 33 años, profesando en Godelleta y formó parte de las comunidades de Horta, en Barcelona y de Huesca, antes de partir, movido por una clara vocación misionera, a la Inspectoría de Campo Grande de Brasil. 
 
Durante 30 años, 1982-2012, ejerció su labor en las misiones indias Meruri, San Marcos y Sangradouro, MT. En una entrevista, publicada en el Boletín Salesiano de agosto y septiembre de 1992, el padre Miquel reveló que su interés en ser un misionero fue motivado por el deseo de vivir con los indios.
 
Según el presidente de la Misión Salesiana de Mato Grosso, padre Gildasio Mendes dos Santos, Miquel Gaya siempre se preocupó por seguir de cerca los indios, por lo que trabajó para la salud de esos pueblos, que luchaban por la propiedad de la tierra y la inculturación. “Viajó en el pensamiento indígena, leyó el pensamiento indígena, orando por el Xavante y Bororo y vivió toda su vida por ellos”, dijo el presidente durante la misa funeral.
 
Después de que se le diagnosticara el cáncer, el sacerdote dijo a sí mismo que era necesario volver a empezar siempre. “La fuerza de empezar de nuevo en los momentos difíciles de la vida revelan las virtudes de fe, espiritualidad, humanos y cristianos”
 
“Doy gracias a Dios por la presencia de Miquel en Sangradouro como sacerdote. Fue una entrega real de la vida, vivió con intensidad cada momento con alegría, dedicación, sobre todo con la causa indígena. Para mí es un muy buen ejemplo”, dijo la hermana Nelcina Alves de Souza, FMA, que sirvió con él en los últimos años en la misión Sangradouro.

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