Los chicos y chicas y los grupos de fe (I)

11 octubre 2016

Para que un chico, una chica, crezca en la fe considero primordial que pertenezca a un grupo. Parto de experiencias concretas. Empiezo por la primera comunión. Si los subtítulos provocan demasiado, perdonad y dejarlos estar.  

 

 

El examen para hacer la primera comunión 

 

 
En los últimos años y en mi parroquia, los catequistas hemos cambiado de mentalidad. Nos preguntábamos: ¿qué significa estar preparado para hacer la primera comunión? ¿Qué memoricen unas oraciones y fórmulas rituales? ¿Qué tengan hecho el cuaderno de ejercicios? ¿Lograr que la familia nos pueda garantizar que habrá más comuniones?
 
Finalmente hemos entendido que la catequesis de primera comunión es de iniciación a la vida cristiana, en la vida de fe; y como tal tiene una intencionalidad. Iniciación, palabra importante. Iniciarse significa probar, significa catar. El niño hace una experiencia y al final tiene que decir si le gustaría seguir. Entonces preguntamos a la familia si quiere que su hijo/a continúe el próximo curso en grupos de fe. Los que dicen que sí tienen el permiso para hacer la primera comunión (han superado el examen con nota). A los que dicen que no les decimos que no tiene sentido hacer la primera comunión. En realidad no somos muy exigentes y ya se imaginan que nos cuelan muchos goles. Pero lo importante ha sido el cambio de mentalidad de los catequistas. Las mejores energías las dedicamos a que, una vez pasados ??los dos cursos, los chicos y chicas sigan en grupo.
 
Si los niños continúan en grupo, temas, ejercicios, oraciones y misas no tienen el riesgo de perderse. Pero si no continúan, aunque se haya cumplido todo esto, ¿alguien puede asegurar que lo han asimilado? 
 

 

El horizonte de la pastoral con adolescentes: la pertenencia a un grupo de fe 

 

El objetivo de la continuidad no puede ser exclusivo de la catequesis de primera comunión. Debe ser un criterio que dé sentido global a la pastoral con preadolescentes y adolescentes. Siempre que una comunidad pretenda desarrollar una acción pastoral debe hacer una opción preferente para convocar a grupos de fe.
 
Hace muchos años que estoy en el mundo de la pastoral. Hay que reconocer que el paradigma pastoral de antes ya no encaja con nuestros destinatarios; y vamos buscando uno nuevo. Desde la pastoral no paramos de hacer cosas: diseñar campañas solidarias, preparar oraciones y celebraciones, organizar fiestas y comidas, sensibilizar sobre causas justas, concienciar a los agentes de pastoral de trabajar conjuntamente, decir que es muy importante cuidar la interioridad (a veces sólo nos quedamos en el decir, sin practicar), hacer reuniones y más reuniones, y muchas manualidades (ahora cada vez más digitalizadas…). Tenemos el peligro de perdernos en el activismo, al no tener criterio de lo que es (y lo que no es) la pastoral.
 
La pastoral de los salesianos me ha aportado un criterio clarificador. Es pastoral todo lo que hacemos con una intencionalidad evangelizadora. Y, curiosamente, ya es la segunda vez que sale la palabra "intencionalidad". Hacer pastoral significa hacer lo que permite (más tarde o más temprano y con mayor o menor éxito) anunciar y proponer el Evangelio como el estilo de vida de Jesús que aporta felicidad y sentido. El anuncio y la propuesta son como la primera comunión, en la que lo importante es que haya segundas, terceras y cuartas… es decir, que haya continuidad, sin hacerse pesados.
 
Podemos invitar a momentos de oración, a experiencias de interioridad, a convivencias de profundización vocacional, a colaboraciones en campañas solidarias, a subir a pie a Montserrat o hacer el camino de Santiago, a experiencias de voluntariado…, pero todo esto es secundario. Lo que no debe faltar nunca, y debe ser prioritario, es la invitación a formar parte de grupos de fe.
 
Unos grupos que se reúnan periódicamente y que dependan de una comunidad cristiana de referencia. La comunidad cristiana debe estar detrás de toda acción pastoral, no tanto para garantizar unos agentes de pastoral creyentes (que también) sino, sobre todo, para garantizar que quienes responden a la propuesta evangelizadora puedan ser atendidos e integrados en un grupo. 

La pertenencia indefinida a un grupo de fe es la manera más natural que tenemos los agentes evangelizadores de poner las condiciones para que las personas se puedan encontrar con Jesús. La fe se cultiva y se educa mejor de forma constante y sistemática y no tan a golpe de actividades inconexas y puntuales que no siguen procesos. Y la pertenencia a un grupo de fe es la mejor plataforma evangelizadora. 

Jaume Bernadet. Salesianos Sant Boi 
Artículo publicado en la revista Foc Nou número 474. junio-agosto 2016

 

También te puede interesar…