La importancia del grupo para crecer en la fe (2ª parte)

30 noviembre 2016

Estos grupos de fe, no tienen mucha fe…

He aquí una crítica que se oye a menudo de nuestros hermanos de fe… Hay que partir de la base que, de entrada, todo el mundo puede formar parte de un grupo de fe. Esto ya lo decía de los cocineros el chef Gusteau (en la película "Ratatouille"). Y este mundo quiere decir de cualquier condición y origen. Llevo años siendo animador de grupos y las he visto de todos los colores. Las motivaciones iniciales pueden ser escandalosas: "me apunto porque no tengo otra cosa que hacer", "porque así subo nota en reli", "porque está el novio/a que me gusta", "porque es divertido", " porque aunque soy ateo me gusta reflexionar "… hay familias que apuntan a su hijo/a para que se vuelva más sociable, o porque sus miembros son buenas personas y tienen fama de acogedores … La pertenencia a un grupo de fe es fruto de una propuesta evangelizadora. De entrada, pues, debemos aceptar cualquiera que se interese (estamos hablando de preadolescentes y adolescentes).

De esto también he aprendido mucho de los salesianos. Me refiero a la acogida incondicional. Uno me decía, en broma, que estos "grupos de fe" son más bien "grupos de esperanza": inicialmente no hay mucha fe pero sí hay mucha esperanza en que algún día se convierta en un grupo creyente. Y es cierto, después, las motivaciones se purifican (o se han de purificar).

No podemos pretender que todos tengan unas convicciones de fe claras y firmes (¿las tenemos los adultos?; ¿cuánto tiempo nos ha costado alcanzarlas?). En los niños la componente lúdica es capital. En la catequesis de primera comunión se debe jugar (y hacer más cosas), pero hay que divertirse. Si no, ¿cómo queremos pretender que continúen? Y cuando se vuelven adolescentes, la componente emocional, será la que mande, y debemos asegurarla. El adolescente debe encontrarse a gusto en el grupo si no, no vuelve. Yo me atrevería a decir que los "grupos de fe" deben ser también "grupos de amor" (en el sentido de sentirse queridos). Ya veis, grupos de fe, de esperanza y de amor. Las tres virtudes teologales. ¡Esto tiene futuro!

Y una consideración más profunda todavía. ¿No es la Encarnación el modo escogido por Dios para darse a conocer? ¿Y qué quiere decir Encarnación si no "hacerse persona humana"? Lo genuino cristiano es lo esencialmente humano. Aplaudimos y admiramos los teólogos para que nos ayuden a dar razones de nuestra fe. Anhelamos establecer un diálogo entre fe y cultura para incardinarse en el mundo adulto (de la razón). ¿Por qué debemos recelar pues del juego si queremos incardinar la fe en el mundo del niño? ¿Por qué debemos recelar de las emociones si queremos incardinar la fe en el corazón de los adolescentes?

Estos grupos de fe no vienen a misa…

Los hermanos en la fe continúan su crítica. Llega el domingo a las 11h, o el sábado a las 20h, y los chicos y chicas de grupos de fe no están a misa. La iglesia está medio vacía. Y entonces viene la pregunta: "¿Dónde están los de grupos de fe? Seguro que lo está haciendo bien "(quien pregunta esto suele hacerlo en tercera persona, no en primera), pero ¿de qué sirve lo que haga si, luego, no vienen a la iglesia?"

Pero yo respondo (interiormente y en silencio, claro): "cuando dices que no vienen a la iglesia te refieres a que no vienen a la misa a la que vas tú, ¿verdad? Y creo que la clave está ahí. Cuidado con tener una visión estrecha y reduccionista de la Iglesia. La Iglesia es muy amplia, incluso más allá de las paredes físicas. Estos jóvenes de grupos tienen oraciones periódicas, participan de otros grupos (incluso arciprestales) y lo hacen en horas más intempestivas. Tienen encuentros específicos de fin de semana y, por si fuera poco, se reúnen semanalmente. También sus animadores / se marcan en el calendario los días en que participaremos explícitamente de las celebraciones parroquiales. Ellos también son Iglesia como lo son los lugares físicos donde se realizan.

Y me pregunto: ¿los que van a misa de 11h los domingos se hacen presentes en los momentos de los grupos de fe? No sucede un poco al revés, ¿que muchos feligreses no forman parte de la Iglesia de los chicos y jóvenes?
Entiendo que, a medida que pasa el tiempo y estos adolescentes se convierten en jóvenes, su horizonte está en la progresiva y plena integración en la comunidad parroquial (o cristiana de referencia). Pero no queramos que el capullo se convierta en mariposa desde el principio.

Pastoral de procesos versus pastoral de eventos

Y llegamos al punto capital. La pastoral no debe consistir en hacer muchas cosas y cuánto más espectaculares y ruidosas mejor. El indicador de la pastoral con adolescentes y jóvenes está en la calidad del proceso que vamos haciendo con quienes han respondido SÍ a la propuesta evangelizadora. Un proceso que de entrada es indefinido, porque la fe y la evangelización dura toda la vida. Me atrevo a decir (perdonad la osadía) que sólo un joven (y aquí joven me estoy refiriendo ya a joven adulto) que ha hecho un proceso de grupos de fe está en condiciones de dar una respuesta consciente y firme a la llamada y vocación personal que le hace Jesús. 

Ya sé que también existen "sanpablos", y que no soy nadie para limitar la acción de Dios y su capacidad de elegir a quien quiera y cuando quiera (pero eso ya es cosa de Dios). Lo que digo es que la pertenencia indefinida a un grupo de fe es la manera más natural que tenemos los agentes evangelizadores de poner las condiciones para que las personas se puedan encontrar con Jesús. La fe se cultiva y se educa mejor de forma constante y sistemática y no tan a golpe de actividades inconexas y puntuales que no siguen procesos. Y la pertenencia a un grupo de fe es la plataforma evangelizadora que mejor permite hacerlo.
 
Jaume Bernadet. Salesianos Sant Boi
 

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