La historia de Lysa

8 enero 2016

En Junio del pasado año escribí esta carta nº 43, titulada “Monumentos vivos de Don Bosco”. Pensando que a final de junio no era el momento más adecuado para enviarla, la dejé preparada con el fin de hacerlo después de verano. Nos encontramos ya estrenando el nuevo año y no renuncio a enviarla porque, con la fiesta de la Epifanía, puede ser un auténtico regalo de reyes para nuestras vidas. Por este motivo, cuando millares de niños sueñan en esta noche mágica, también el protagonista de nuestra historia, os la envío tal y como fue escrita, modificando el título que le da más actualidad y resonancia:

Queridos amigos de Proyecto Don Bosco:
  
“En estos días se están clausurando, en casi todas las localidades, los actos que se iniciaron hace un año para la celebración del Bicentenario. Ha sido un auténtico año de gracia y en la mayoría de los casos hemos sido fieles a las palabras de nuestro presidente, Don Cristobal, cuando a principio de curso, nos alentaba no solo a erigir monumentos de piedra o bronce en honor a nuestro santo, sino especialmente a construir monumentos vivos de Don Bosco en todas nuestras presencias. 

Me vais a permitir que transcriba, una carta que me envía Inmaculada Marín, directora de la casa de acogida Miguel Rúa de Cádiz. Ella nos habla de un chaval marroquí llamado Lysa, pero también nos habla, sin ser consciente de ello, de esos monumentos vivos de Don Bosco, a los que aludía antes.

“Estimado Pepelu: En Cádiz estamos viviendo una experiencia difícil, pero a la vez muy bonita. Es una experiencia de Familia, de Familia Salesiana.

Hace 9 meses llegó a la Casa de menores “Miguel Rúa” un chico llamado Lysa. Éste tenía una escoliosis muy severa, incluyendo una malformación física en la espalda que le hacía llevar una mochila permanente para disimularla ante sus amigos. Su autoestima es bastante baja y su única esperanza y objetivo era la intervención quirúrgica en España, ya que en su País (Marruecos) era muy costosa y arriesgada.

Lysa deberá pasar por dos operaciones. La primera se le realizó con éxito hace 20 días, abriéndole desde la pelvis a la espalda para quitar alguna costilla que oprimía el pulmón derecho. Tiene 67 grapas y desde entonces está tumbado y con una tracción craneal para mantenerlo más erguido de cara a la segunda intervención. Su estado anímico ha aumentado de forma considerable, riéndose a menudo y deseando que le intervengan de nuevo para poder acabar con esto. 

Al margen del tema médico, la experiencia de Familia que estamos viviendo es realmente bonita y enriquecedora. Desde el minuto uno, educadores de la Casa y el personal de todos los sectores de la Obra salesiana de Cádiz (SDB, Cooperadores, Antiguos Alumnos, Hermandad, ADMAS…) se están volcando en el acompañamiento de este chico para que así no pase ni un minuto solo en el hospital y para que sus días se hagan más llevaderos. Los cuadrantes de turnos salen cada lunes, y ese mismo día ya están cubiertos. Pero además, hay personas que han mostrado su interés en seguir vinculado al chico una vez que salga, otras han verbalizado su disponibilidad absoluta, etc. Lysa cada vez que un médico o enfermer@ le pregunta que quien o quienes somos, contesta que “su familia”. ¿Hay algo más bonito que eso?.

Lysa es un chico que jamás ha causado problemas en nuestra Casa, pero desde que está ingresado, se le ha notado un cambio madurativo grande. Comenta que nos quiere, que pide perdón a los educadores si alguna vez se portó mal y que ahora sabe que somos diferentes, ya que lo que aquí está viviendo, no lo había experimentado antes, pues se siente tratado y cuidado como un hijo. Se preocupa por los educadores “Inma, vete a descansar, que llevas todo el día aquí. Yo estoy bien, de verdad”. 

Lysa tiene miedo a su mayoría de edad, como todos nuestros chicos MENAS (Menores no acompañados), pero dice que confía en Dios. Que él reza a Alá, a Dios, a Don Bosco y MªAuxiliadora, porque sin ellos seguro que su operación no hubiese salido bien. Que en su proyecto de futuro desea quedarse en España, donde haya trabajo, pero que no desea bajar a Marruecos, más que para ver a su familia, a su madre, a la que adora por encima de casi todo. Dice que en Europa se puede vivir como se quiera, feliz, sin miedos a que te cuelguen o te condenen por ser diferente. 

Ojalá podamos vivir todos, alguna vez, una experiencia de Familia tan bonita y tan grande. ¡GRACIAS!”

No tengo mucho más que añadir. Historias como estas podríamos reproducir en cada localidad donde hay “periferia salesiana”. Ojalá me las hicierais llegar para compartirlas, como era el deseo de Don Domingo en una de sus últimas cartas. La Familia salesiana, hoy, 200 años después, con vuestra entrega a los jóvenes más necesitados, os convertís en monumentos vivos de Don Bosco. Feliz verano y que disfrutéis del merecido descanso. 

Gracias por vuestra comprensión. Que Dios os bendiga en este nuevo año 2016 y que la fiesta de la Epifanía nos regale muchas historias de vida y de entrega para compartir.


               Córdoba,  5 de enero de 2016
 

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