“He sentido a Dios en mi corazón”

24 noviembre 2016

Durante el mes de noviembre se llevó a cabo una misa ante más de mil presos en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco aprovechó para instar a los gobiernos a mejorar las condiciones de vida de los reclusos. Entre los mil presos estaba José Antonio, un joven recluído en la cárcel de Jaén, donde los salesianos atienden espiritualmente. Llegó a Roma para vivir la jornada de la misericordia con el Santo Padre. “Cuando lo vi pasar al Papa muy cerca he sentido a Dios en mi corazón”. 

Las palabras del Papa siguen resonando en el corazon de Jose Antonio: “Ninguno de ustedes por tanto –exhortó el Pontífice– se encierre en el pasado. La historia que inicia hoy y que mira al futuro está todavía sin escribir, con la gracia de Dios y con vuestra responsabilidad personal”.

José Antonio, ¿Cómo te sientes al haber llegado a Roma en situación de preso?

Me siento una persona afortunada de haber recibido este encargo entre tantos presos, y de haber vivido el año de la misericordia en Roma. Soy un recluso seleccionado para estar con el Papa, acompañado por el salesiano José González y un funcionario de la cárcel. 

¿Como encontraste a Dios en la cárcel?

La cárcel es un lugar duro y muy difícil. En ese lugar pagamos nuestros delitos. Yo paso en la celda entre 14 y 15 horas, y eso me dio la posibilidad de pensar, de rezar y ver mi vida desde otra perspectiva. Pero es en ese lugar donde encontré a Dios con la ayuda de los sacerdotes, con la ayuda de José González que nos visita, nos celebra la misa, nos habla, nos confiesa.

¿Y cómo sientes la ayuda de los sacerdotes salesianos?

Yo me siento contento de haber conocido a José González. Su presencia, su cariño de amigo, su capacidad de escucha y de todos los sacerdotes me han ayudado a sobrellevar esta dura realidad.

¿Qué mensaje darías a los jóvenes?

Les diría que se dejen acoger en los brazos de Jesús. Sabemos que el mal camino nos lleva a la prisión y debemos pagar lo malo que hacemos, como es mi caso, pero debemos tener la fe y sobre todo la esperanza, pues la cárcel es pasajera. Cualquier día seré libre y estoy tratando de ser mejor desde este lugar.

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