ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO C – XXXIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

14 noviembre 2022

Propuesta de Lectio Divina personal (o en grupo)

XXXIV Domingo de tiempo Ordinario Ciclo C (Lc 23, 35-43)

 

 

ORACIÓN

Envía sobre nosotros, Señor, tu Espíritu Santo:

que disponga nuestro corazón para escuchar tu Palabra;

que nos conceda encontrarte en ella;

y que haga que esta Palabra se convierta en vida en nuestras personas.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN 

  1. LEE…

¿Qué dice el texto?

Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Lc 23, 35-43)

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Comentarios:

El evangelio de hoy está formado por dos pequeños relatos de estructura simétrica.

La primera perícopa (vv. 35-38) presenta la sucesiva intervención de los personajes de abajo. Jesús está en la cruz, rodeado de otros dos crucificados. El pueblo simplemente mira; los magistrados hacen muecas; los soldados se burlan. La hostilidad va “in crescendo”. La unidad culmina con el letrero de la cruz, que expone la causa de su ejecución.

En la segunda perícopa (vv. 39-43) intervienen los personajes de arriba: palabras de uno de los malhechores a Jesús, en línea con los anteriores; la respuesta del otro malhechor; las palabras de este a Jesús (finalmente, despojado de todo título, con su “simple” nombre); la respuesta de Jesús.

El texto presenta la obsesión de los personajes porque Jesús se salve en esas condiciones, lo que nos plantea el tema -nada fácil- del modo sobre cómo Dios salva, y además acumula numerosos títulos cristológicos precisamente en el momento en que menos pueden reconocerse en un crucificado.

  1. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

«¿Vivimos nuestra relación con Dios como discípulos dóciles o queremos marcarle el paso, consciente o inconscientemente?»

“Jesús es rey pero está clavado en la cruz. Extraña manera de ejercer su realeza. ¿contradicción en términos, o más bien secretos ocultos que hay que desvelar?”

  • “Perdóname “
  • “Sé que me quieres”
  1. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Gracias Señor,

Por anunciar la vida y el perdón hasta el último momento:

“Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Gracias, porque más allá, de tus sufrimientos,

fuiste capaz de mirar el sufrimiento de quien

gemía a tu lado y pronunciar palabras de consuelo.

  1. ACTÚA…

¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

  1. COMPARTE…

Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

  1. DA GRACIAS…

Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra,

Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo Jesús

y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

 

Fuente (Oración): Evangelio al dia Ed. CCS

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