VIVIR A FONDO | CICLO C – IV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

24 enero 2022

LC 4,21-30

En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edficado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

¿Cómo puede ser que Jesús diga cosas tan bonitas y profundas si es el hijo de José y María? ¿Si es uno de nuestro pueblo, uno de nosotros? ¡No puede ser un profeta!

Es verdad que nuestro conocido hace muchas obras de caridad… pero tiene este defecto y este otro y… Este chico es una buena persona, pero lástima que sea así y asá y…

Todos somos unos “artistas” en saber buscar los defectos de los otros. Y nos gusta comentarlo. Es una manera de relativizar el bien y la bondad de los otros y así nos quedamos más tranquilos, menos obligados a hacer las buenas obras de la persona a la que criticamos.

Criticar a los otros es una manera de decir que nadie es más bueno que yo.

– ¿Cuáles son mis defectos? ¿Y cuáles mis bondades?

– ¿Qué actitud debería tener ante la crítica de los demás?

Salmo 119

Felices los que se conducen sin tacha

y siguen la enseñanza del Señor.

Felices los que atienden a sus mandatos

y le buscan de todo corazón,

los que no hacen nada malo,

los que siguen el camino del Señor.

Tú has ordenado que tus preceptos

se cumplan estrictamente.

¡Ojalá yo me mantenga firme

en la obediencia a tus leyes!

No tendré de qué avergonzarme

cuando atienda a todos tus mandamientos.

Te alabaré con corazón sincero

cuando haya aprendido tus justos decretos.

¡Quiero cumplir tus leyes!

¡No me abandones jamás!

Cristo no tiene…

Cristo no tiene manos;

Sólo tiene nuestras manos

para alargarlas a aquel

que lo necesita.

Cristo no tiene pies;

Sólo tiene nuestros pies

para caminar con aquel chico 

o aquella chica que siempre caminan solos.

Cristo no tiene labios;

Sólo tiene nuestros labios

para consolar a aquel que está triste.

Cristo no tiene ayuda;

Sólo tiene nuestra ayuda

para ser portadores de su mensaje.

Nosotros somos el último mensaje de Dios

escrito en hechos y en palabras.

Nosotros somos la única Biblia

que la gente puede leer todavía.