Testimonio de María José Silva

29 diciembre 2020

Me llamo María José, tengo 45 años y desde hace 21 soy salesiana. Cuando, con 20 años se me pasó por la cabeza pensar y sentir que el Señor quería que fuera salesiana, había muchas cosas que, a pesar de estar siempre en un cole salesiano, no sabía sobre la vida religiosa. En concreto había tres palabras que me resultaban extrañas, como pienso que a muchos de vosotros. Esas tres palabras eran castidad, pobreza y obediencia. 

Comencé a aprender su significado en el tiempo de formación, antes de profesar; pero, si os digo la verdad, es algo que se va llenando de significado poco a poco, a medida que vives, y es algo increíble. Son tres palabras que pueden resultar raras, pasadas de moda, pero os puedo asegurar que no es así. Para mí, son el modo de vivir mi consagración; tres medios muy potentes para entregar mi vida a Dios y a los jóvenes. 

Castidad: significa entregar todas tus fuerzas de amar a Dios y a los jóvenes, te hace libre para que tu corazón pueda pertenecer a todos, y sobre todo a Él.

Pobreza: algunos piensan en el dinero, en los bienes, en no tener y para mí es la disponibilidad de lo que soy para el otro, siendo libre de ataduras que te cogen la mente y alma, y tener la libertad para amar.

Obediencia: os he de confesar que es el que más trabajo me costó entender, pero poco a poco he ido descubriendo que es poner tu voluntad y deseos al servicio de los demás. Es elegir desde tu libertad la voluntad de Dios en tu vida; a veces manifestada a través de las personas, las circunstancias. Con la obediencia aprendes a leer tu vida desde la mirada de Dios, que es amor.

Si os dais cuenta en las tres palabras salen repetidas otras dos: amor y libertad

Pues eso, con el tiempo comprendes que la castidad, la pobreza y la obediencia son los medios que te permiten en la vida de Hija de María Auxiliadora amar con libertad y con libertad amar.

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