VIVIR A FONDO | CICLO C – XXV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

12 septiembre 2022

Lc 16,1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido”. El administrador se puso a echar sus cálculos: “¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas, mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” Éste respondió: “Cien barriles de aceite”. Él le dijo: “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” Él contestó: “Cien fanegas de trigo.” Le dijo: “Aquí está tu recibo, escribe ochenta”. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»

El administrador de la parábola es ejemplo por su habilidad. Jesús no invita aquí a ser injustos, sino sagaces: hacernos amigos utilizando los bienes de este mundo para ponerlos al servicio de los más necesitados. Y plantea una oposición: la decisión con que actúan los que pertenecen a este mundo y la indecisión y la poca sagacidad de los que pertenecen a la luz. Luego, unas palabras sobre el uso del dinero, que se puede transformar en un ídolo al que servir, en lugar de servir al verdadero Dios. Servir a Dios nos hace libres para servir a los más necesitados; servir al dinero nos hace esclavos y pervierte nuestras relaciones con Dios y con los demás.

-¿Tengo algún apego personal que me impide estar al servicio de los demás, de los que me necesitan? ¿Soy libre para servir a Dios en los demás?

-Pide al Señor que te ayude a tomar decisiones correctas, aunque sean difíciles; que te ayude a elegir solamente aquello que tiene valor para el Reino de Dios.

-Piensa en aquellas cosas a las que tienes apego, y que te impiden estar en buena relación con Dios y con los demás, que no te hacen libre para estar a su disposición. Pídele al Señor que te vaya liberando de ellas, y que te dé fuerza y constancia para hacerlo.

No se puede servir a dos señores:

al Pueblo y al Poder,

al Reino y al Sistema,

al Dios de Jesucristo y al Diablo del dinero.

                                             (P. Casaldàliga)