Gracias, Ángel

26 abril 2023

Ángel Asurmendi, de 71 años de edad, nació en el pueblo navarro de Mendavia; tras el noviciado, realizó su Primera Profesión religiosa como salesiano en 1971, en Godelleta, (Valencia); su Profesión perpetua fue en 1980 y, después de sus estudios eclesiásticos en Martí Codolar (Barcelona), recibió la ordenación sacerdotal en 1983, en la casa salesiana de Rocafort (Barcelona).

Fue nombrado como nuevo Provincial de la Inspectoría María Auxiliadora, con sede en Sevilla, para el sexenio 2018-2024. Así lo comunicó el Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime, a través de una carta dirigida a todos los salesianos, a la Familia Salesiana y a los laicos de la Inspectoría, el 28 de marzo de ese 2018, tras reemplazar anticipadamente a Mons. Cristóbal López tras su nombramiento como obispo de Rabat.

En unas primeras declaraciones concedidas, Asurmendi compartía las emociones de asumir este servicio:

“Tuve ocasión de hablar varias veces con el Rector Mayor quien manifestó su confianza y la de los hermanos del Consejo General en mí, lo que fue dando paso en mí a la esperanza y al realismo de afrontar el encargo”, señaló. En su carta de nombramiento, el Rector Mayor escribía: “Ángel es sobradamente conocido por todos en la Inspectoría, especialmente por su servicio como Vicario Inspectorial en los últimos cuatro años. La consulta ha evidenciado, por otra parte, una mirada muy coincidente en muchos hermanos a la hora de pedirles que nos ayudaran en este discernimiento y delicado servicio del Rector Mayor y su Consejo”. Y sentencia: “No me cabe duda que el nuevo Inspector será acogido con cariño, aceptación y generosa respuesta de ayuda y colaboración por parte de todos”.

Este curso 22-23 finaliza su servicio como inspector tras una comunicación dirigida a todos los hermanos el pasado 6 de diciembre donde se activaba la consulta prevista por el artículo 162 de las Constituciones Salesianas para el nombramiento de nuevo inspector.

“A mi entender sería aconsejable acompasar el cambio de inspector con el de los consejeros de manera que el nuevo inspector pueda tener parte en la designación, junto con el Consejo General, de los que han de constituir su equipo de animación y gobierno”, compartía definiendo algunas de las claves que justifican esta decisión. “En el mes de abril se celebró el Capítulo Inspectorial y se definieron las nuevas líneas del Proyecto Orgánico Inspectorial y, a partir de ahí, el Proyecto Educativo Pastoral Salesiano Inspectorial que acabamos de aprobar. Es pues el inicio de algo nuevo, en continuidad con lo que veníamos trabajando. Por otra parte, hemos tenido una buena visita extraordinaria y una amplia carta del Rector Mayor -que agradecemos- al Inspector y a los hermanos de la inspectoría, con indicaciones claras para llevar adelante la misión”, explicaba sobre las recomendaciones que se han comenzado a poner en marcha tras el estudio inicial. “Me da la impresión de que estamos ante un ‘cambio de ciclo’ en la Inspectoría”, concluía valorando el trabajo realizado en los diferentes ambientes, además de poner el acento en la importancia de ‘la unidad y la comunión’ como institución.


Ahora llega el momento de dar gracias por el servicio realizado en una larga trayectoria con diversas responsabilidades que se remontan algunos años atrás. 

El otro día tuve unos días de retiro y estuve pensando que esto es el final de una etapa en la vida , podríamos decir. En una etapa acabas los estudios, en otra la formación, luego cuando ya inicié en el trienio la actividad pastoral más fuerte y luego después teologado y los años de sacerdote. Pues fue una actividad frenética de pastoral, donde la edad lo requería y había fuerzas, cancha e ilusión. Después tocaron unos años dedicados al gobierno y a la animación de comunidades, en primer lugar, y luego como vicario inspector, en las distintas inspectorías: primero en Barcelona, luego aquí en María Auxiliadora. Ahora me encuentro que esto se termina. ¡Ya va siendo hora!. Son 71 años y estoy al final de una etapa y a punto de emprender otra que para mí, como todas las anteriores, será un descubrimiento”, explica emocionado en este tramo decisivo del curso.

¿Y después de lo recorrido qué puede esperar?

“Pues tengo un sentimiento de expectativa. También se acumula un montón de sentimiento y sensaciones. Una sensación muy grande, que ya la llevo sintiendo desde hace tiempo, pero es tanta gente que he conocido durante estos años, tanta gente que no conocía, con la cuál he podido hablar, contarnos un poco la vida; tanto salesianos como seglares, bastantes jóvenes y puedo decir ¡qué maravilla! ¡Qué fe tenemos en la inspectoría!. Cuidar también tanta gente que hay con la fuerza de la misión y que lo primero que te sale es dar un gracias tremendo porque uno no se siente solo en estos años, sino que está muy bien acompañado. También darle las gracias, por supuesto a Dios”, añade.

 

Una vida que se puede resumir con la frase de Casaldáliga, “Al final del camino me dirán: —¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres.”

¡Gracias, Ángel!

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