Nadie pensaría escuchando al salesiano misionero Francesc Balauder que ha vivido escondido en medio de una guerra en África. La alegría que desprende aún hoy recordando su proceso vital como cura y sus pasos por el continente africano son muestra de su carácter, un carácter abierto, y curioso que lo llevan a querer la vida y amar a la gente.
Quería ser piloto de aviación, pero acabó haciendo de cura salesiano en el Congo, en Brazzaville. Balauder recuerda con detalle el momento en que se le propuso ser misionero en África. Era en el momento del patio, entre clases, en la escuela de los salesianos de Sarriá en Barcelona cuando el provincial del momento le propuso el nuevo reto. Él aceptó enseguida y su primer destino fue Costa de Marfil, donde estuvo seis años.
De allí a Abiyán y posteriormente al Congo, en Brazzaville, en el barrio Makelekele, en plena guerra. "Los misioneros siempre se quedan", afirma Balauder cuando se le pregunta por qué no huyeron junto con mucha gente, "acompañar la vida de la gente es fantástico".
