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Un sueño hecho realidad. Crónica de la Coronación de María Auxiliadora de La Palma del Condado.

21 febrero 2025

 El 5 de octubre de 2024 quedó grabado en la memoria de los fieles de La Palma del Condado como una jornada histórica, de fe inquebrantable y amor profundo hacia la Virgen María Auxiliadora. Ese día, la imagen que durante generaciones ha sido faro de esperanza, consuelo y guía espiritual fue coronada canónicamente, un reconocimiento a la devoción inmensa que la Archicofradía y el pueblo han profesado desde su llegada a la comunidad salesiana palmerina. 

Antes de que llegara esta efeméride, la junta de gobierno de la corporación de gloria, a la que hay que felicitar por la inmensa organización de este acontecimiento y especialmente a su presidente Eugenio Bernal Pérez, había estructurado una pléyade de actos con el propósito de prepararnos emocionalmente en el augurio de los días que íbamos a vivir con intensidad. De esta guisa estuvo la Exposición de las coronas en la sala Miguel Tenorio Tirado. El solemne triduo extraordinario con la participación de los obispos Don Ramón Darío Valdivia Giménez, Don Teodoro León Muñoz y Don José Mazuelos. O el pregón conmemorativo de la coronación, entre otros actos y actividades que presagiaron el día grande.

Desde el amanecer del día 5 de octubre, La Palma despertó envuelta en un ambiente de júbilo y solemnidad. Las calles lucían engalanadas con flores, estandartes y colgaduras que reflejaban el fervor de un pueblo que, desde el corazón, había esperado con ansias este día. Cada rincón parecía querer contar la historia de la devoción que, generación tras generación, ha hecho de María Auxiliadora un símbolo vivo de fe.

Nuestra plaza de España, con la iglesia barroca y la torre blanca y azulejada como dosel sublime, se convirtió en el epicentro de un acontecimiento único. Miles de fieles, provenientes de todos los rincones de Andalucía y más allá, se congregaron para presenciar el momento cumbre de la ceremonia. Todos compartían el ver cumplido ese sueño largamente anhelado, un mismo sentimiento: la alegría de ver a su Madre celestial ser coronada como Reina de cielos y tierra.

La misa pontifical, presidida por el obispo de Huelva, Don Santiago Gómez Sierra, fue un acto cargado de espiritualidad y emoción. Las voces del coro, la musicalidad de sus acordes y las palabras llenas de devoción resonaron en los corazones de todos los presentes. En su homilía, el obispo destacó el papel de María Auxiliadora como Madre protectora y modelo de esperanza, recordando cómo su intercesión ha sido fuente de fortaleza para tantas personas y familias. 

Cuando llegó el momento de la coronación, un silencio reverente se apoderó del lugar. La corona, obra suntuaria de exquisita belleza y cargada de simbolismo, fue levantada por las manos del prelado y colocada sobre la cabeza de la Virgen. En ese instante, el júbilo rompió el silencio: aplausos, vivas y lágrimas de emoción llenaron el aire, mientras repicaban las campanas de la iglesia anunciando al mundo que María Auxiliadora era ya oficialmente coronada como Reina salesiana.

El rostro de la Virgen, iluminado por los rayos del sol de otoño, parecía devolver a su pueblo una mirada de ternura infinita, como si acogiera en su corazón las súplicas, gratitudes y promesas de todos los presentes. Aquellos ojos que han contemplado el dolor y la alegría de tantas generaciones se convirtieron en espejo de una fe que incluso trasciende el tiempo. La procesión triunfal que siguió a la ceremonia fue otro de los momentos más esperados. María Auxiliadora, recorrió las calles de La Palma entre un océano de pétalos de flores, cánticos y oraciones. Cada esquina, cada balcón, se convirtió en un altar improvisado para rendir homenaje a la Madre Auxiliadora de los cristianos. Las lágrimas corrían por los rostros de quienes alzaban la vista hacia Ella, agradeciendo por tantas bendiciones recibidas. El transito por las recoletas calles en su recorrido de vuelta a la parroquia en las primeras horas ya de la madrugada, fue de una intimidad y de un recogimiento únicos. 

La coronación de la Fúlgida Estrella no solo fue un acto litúrgico, sino una declaración de amor y compromiso por parte de un pueblo que la ha tenido siempre bajo su manto protector y rendido a sus plantas. La Palma del Condado vivió ese día como un verdadero acontecimiento, un regalo divino que marcó un antes y un después en la historia de la Archicofradía y de todos sus devotos.

Hoy, las imágenes de esa jornada histórica siguen vivas en los corazones de quienes tuvieron la dicha de vivirla. Porque más allá de la ceremonia, más allá de los aplausos y la solemnidad, lo que quedó fue el testimonio de una fe arraigada, un pueblo que reafirmó su amor por la Madre de Dios y una Reina celestial que, desde su trono de gloria, seguirá velando por La Palma, extendiendo auxilio protector sobre cada uno de sus hijos.

Así será recordado siempre el 5 de octubre de 2024: un día en el que el cielo y la tierra se unieron para proclamar la grandeza de María Auxiliadora, la Virgen de San Juan Bosco. 

Manuel García Félix 

Pregonero de la Coronación de Maria Auxiliadora. 

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