ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO C – DOMINGO DE RESURRECCIÓN

11 abril 2022

Propuesta de Lectio Divina personal (o en grupo)

DOMINGO DE RESURRECCIÓN Ciclo C (Jn 20, 1-9)

 

 

ORACIÓN

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;

creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.

Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,

y que sepamos escuchar sus insinuaciones.

Que venga sobre nosotros tu Espíritu

que nos ayude a conocer más a tu Hijo

a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

  1. LEE…

¿Qué dice el texto?

Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Jn 20, 1-9)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedo y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Comentarios:

Las dos formas primeras de expresar la fe en la resurrección fueron las apariciones y el sepulcro vacío. El presente relato (Jn 20, 1-18) las ha sintetizado en estas dos historias, que ahora se hallan entremezcladas, pero que, originariamente, fueron independientes. Con ellas se pretende enseñar que el sepulcro vacío, al que hay que añadir el estado en el que se encontraban las vendas y el sudario, apunta a la resurrección de Jesús. Queda excluido el robo de su cadáver. Un ladrón no hubiese dejado las cosas tan ordenadas. Para el discípulo ideal, representado en aquel al que amaba Jesús, son pruebas suficientemente indicativas de la resurrección. Únicamente de él se dice que vio y creyó. Precisamente por eso se afirma que llegó antes que Pedro al sepulcro: se dio cuenta de lo que aquello significaba y le vino a la memoria que así lo habían anunciado las Escrituras. El sepulcro vacío fue para él, y únicamente para él, un «signo». Estamos, una vez más, dentro de la mentalidad y de la filosofía joánicas.

  1. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

“Si vives apagado, acércate a la Luz de Cristo y te encenderá.”

“Busca a los hermanos, únete a ellos y encontrarás la Paz del Resucitado.”

  • “Cristo Vive”
  • “Señor mío y Dios mío ”
  1. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Sigo, Señor, buscándote donde ya no estás,

entre mortajas y sepulcros cerrados.

Hazme sentir que me amas, para proclamar al mundo

que vive quien vive para amarme.

Si siento tú amor, podré sentir tu presencia

donde solo veo vacío y muerte.

  1. ACTÚA…

¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

  1. COMPARTE…

Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

  1. DA GRACIAS…

Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra,

Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo Jesús

y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

Fuente (comentarios y sugerencias): Editorial CCS

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