ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO B – III DOMINGO DE ADVIENTO

11 diciembre 2023

III DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo B (Jn 1, 6-8.19-28)
ORACIÓN

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

1. LEE…

¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Jn 1, 6-8.19-28)
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venia como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: “Tú quién eres?” El confesó sin reservas: “Yo no soy el Mesías.” Le preguntaron: “Entonces, qué? Eres tú Elías?” El dijo: “No lo soy.” “eres tú el Profeta?” Respondió: “No.” Y le dijeron: “¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?” contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor», Como dijo el profeta Isaías.” Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: “Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.” Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Comentarios:
El Bautista es un testigo eminente de Jesús. Él mismo se reconoce como testigo excepcional al presentarse realizando en su persona la predicción de Isaías: voz del que clama en el desierto… Así reconoce el papel preparatorio del Señor. Es el precursor o heraldo. No es ni el Cristo, ni Elías, ni el Profeta. Los tres títulos tienen significado mesiánico. El primero no necesita demostración. En cuanto a Elías, el judaísmo anterior y posterior al Nuevo Testamento le considera como una figura mesiánica, no como el precursor del Mesías sino como el precursor de Dios. Es el Mesías sacerdotal, el Mesías de Aarón, al estilo del que era esperado en Qumrán. En relación con el Profeta, también es figura mesiánica. De ahí que Jesús sea considerado así (Jn 6,14; 7,40) y este título nunca sea dado al Bautista en nuestro evangelio. El profeta es el portador de la salud en el tiempo último. Rey, sacerdote y profeta. Tres títulos mesiánicos. Esto explica el triple ministerio y oficio concentrado en Jesús: rey, sacerdote y profeta. En este evangelio Juan no bautiza a Jesús. No se dice expresamente; puede deducirse del texto y la tradición sinóptica no lo puede decir más claro. Este silencio intencionado del evangelio de Juan se explica desde la mencionada tendencia anti-bautista. Desde la discusión entre los discípulos de Jesús y los del Bautista, el hecho de que Juan bautizara a Jesús indicaría una cierta superioridad de éste sobre aquel. El Bautista presenta a Jesús como el cordero de Dios y el Hijo de Dios (Jn. 1,29-34). ¿Es verosímil que el Bautista haya presentado así a Jesús? No lo creemos. ¿No puede pensarse en una revelación especial que el Bautista hubiese recibido? Dicha posibilidad debe demostrarse, no se debe suponer. Desde el punto de vista histórico es más que probable el encuentro entre el Bautista y Jesús. El Bautista pudo considerar y presentar a Jesús como el enviado de Dios, pero los títulos para presentarle que utiliza sólo son pensables después del acontecimiento cristiano totalmente terminado, a la luz de la pascua. Una vez desvelado el misterio de Jesús, se ponen los títulos en boca de su presentador oficial, el Bautista.

2. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

“El profeta me somete a “crisis”, sus palabras son piedras y no perlas ornamentales…pero tengo más miedo a su ausencia, a su silencio”

“Quiero que no falte esa voz en la Iglesia, que nos veamos condenados a dormir…”

– “¡Ven, Señor, no tardes!”
– “¡Tú eres la Luz!”

3. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Oh, Señor,
Me has invitado a la alegría y quiero estar alegre porque,
Al tenerte a ti, no siento otra cosa en mí, sino profunda alegría.
Señor, tu llegada y tu nacimiento son la causa de mi gozo, l
a música de mi alma.
¡Gracias, Señor, porque tú eres la causa de nuestra alegría!

4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

Fuente Oración: Evangelio al dia 2023 Ed. CCS

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