ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO A – XXIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

11 septiembre 2023

XXIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo A (Mt 18,21-35)
ORACIÓN

Ayúdame, Señor, a conocerte más y mejor por medio de la meditación de tu Palabra;
sobre todo ayúdame a saber qué quieres de mí,
y a encontrar caminos para saberte presentar como buena noticia
para las personas que me rodean.

1. LEE…

¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Mt 18,21-35)

En aquel tiempo Pedro se acercó y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le dijo: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». «El reino de Dios es semejante a un rey que quiso arreglar sus cuentas con sus empleados. Al comenzar a tomarlas, le fue presentado uno que le debía millones. No teniendo con qué pagar, el señor mandó que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que le fuera pagada la deuda. El empleado se echó a sus pies y le suplicó: Dame un plazo y te lo pagaré todo. El señor se compadeció de él, lo soltó y le perdonó la deuda. El empleado, al salir, se encontró con uno de sus compañeros que le debía un poco de dinero; lo agarró por el cuello y le dijo: ¡Paga lo que debes! El compañero se echó a sus pies y le suplicó: ¡Dame un plazo y te pagaré! Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara la deuda. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se disgustaron mucho y fueron a contar a su señor todo lo que había pasado. Entonces su señor lo llamó y le dijo: Malvado, te he perdonado toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, como yo me compadecí de ti? Y el señor, irritado, lo entregó a los torturadores, hasta que pagase toda la deuda. Así hará mi Padre celestial con vosotros si cada uno de vosotros no perdona de corazón a su hermano».

Comentarios:
Los discípulos de Jesús deben estar dispuestos a perdonar sin medida. La parábola del siervo despiadado ilustra la respuesta de Jesús a Pedro: el perdón dentro de la comunidad ha de ser ilimitado, porque Dios, con su oferta de gracia, ha perdonado la deuda incalculable que tenemos con él. El contraste entre la actitud misericordiosa del rey y la dureza del siervo perdonado es el centro de la parábola. Llama también la atención la diferencia entre la deuda que el rey perdona a su siervo, y la que este exige a su compañero. ¿Cómo es posible que alguien, a quien le han perdonado una deuda inmensa, no sea capaz de perdonar una deuda insignificante? Todos los demás detalles contribuyen a reforzar el contraste entre estas dos actitudes, y la suerte que aguarda a quienes no perdonen de corazón a su hermano. Mateo insiste otras veces en la necesidad del perdón para la vida comunitaria (véase Mt 5, 21-26; 6, 14-15), pero sólo aquí revela el profundo significado de este gesto. El perdón cristiano nace de la experiencia de haber sido perdonados por Dios. Quien haya experimentado la misericordia del Padre, no puede andar calculando la frontera del perdón y de la acogida al hermano. Sin merecerlo, ha recibido este don, y por eso debe hacer de su vida un don para el hermano. Esta actitud de acogida sincera es al mismo tiempo la garantía para que los discípulos sean acogidos por el Padre: porque si vosotros no perdonáis a los demás sus ofensas, tampoco os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial (Mt 6, 14).

2. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

El perdón es un cambio radical en las reglas del juego humano

Se ha terminado el tiempo de las cuentas y de las cifras. Jesús nos ha puesto el calendario a cero; en el amor no existe límite ni en el crecimiento, ni en la hondura, ni en la altura, ni en la intensidad….

• ” ¡Perdón, Señor! “
• ” Como nosotros perdonamos “

3. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Ayúdame, Señor, a sanear mí corazón para
que no se empeñe en recordar aquello que me
hizo daño, para que pueda disfrutar de la gracia
del perdón a mis hermanos y hermanas.

4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra,
ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo Jesús
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

Fuente (comentarios y sugerencias): http://www.siervas-seglares.org

También te puede interesar…