ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO A – XXIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

4 septiembre 2023

Propuesta de Lectio Divina personal (o en grupo)

XXIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo A (Mt 18,15-20)

 

 

ORACIÓN

 

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;

creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.

Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,

y que sepamos escuchar sus insinuaciones.

Que venga sobre nosotros tu Espíritu

que nos ayude a conocer más a tu Hijo

a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

  1. LEE…

¿Qué dice el texto?

Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Mt 18,15-20)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos. Os digo, además, que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»

  1. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Mateo relaciona con el tema de la corrección fraterna tres dichos de Jesús. El primero confiere a la comunidad local la capacidad de decidir en cuestiones disciplinares (Nótese que el contexto es diverso en Mt 16 19). El segundo asegura a los discípulos reunidos en el nombre de Jesús, que el Padre escuchará su oración. Finalmente, el tercero aborda un tema muy querido para Mateo: la presencia de Jesús en medio de su iglesia (véase Mt 1 23; 28 20). La presencia de Jesús en la comunidad es decisiva, pues es él quien hace que el Padre escuche su oración, y que las decisiones comunitarias tengan valor más allá de la historia. Esta presencia es también la que ha de mover a todos a buscar al hermano descarriado.

Después de la enseñanza sobre cómo deben ser tratados los pequeños en la comunidad (Mt 18 6-14), la atención se dirige hacia el otro gran problema de la Iglesia: ¿qué hacer con los hermanos pecadores? ¿cómo tratarlos? Mateo apunta dos recursos válidos para siempre: la corrección fraterna (Mt 18 15-20), y el perdón (Mt 18 21-35). La primera mira más hacia la comunidad, mientras que el segundo se centra en los individuos. Ambas actitudes son imprescindibles para que la Iglesia sea una comunidad de hermanos. El procedimiento que se describe aquí no es propiamente un proceso disciplinar, sino una aplicación de la parábola precedente. Se trata de un hermano que se ha separado de la comunidad, y hay que emplear todos los recursos para hacerle volver. Esta búsqueda es tarea de toda la comunidad, pero debe hacerse con respeto y amor: primero en privado, para no ponerle en evidencia; luego en presencia de pocos testigos; y finalmente ante la comunidad local que, en caso de obstinación, tendrá que reconocer dolorosamente la situación en que este hermano se ha colocado a sí mismo.

Sugerencias:

  • “Antes de hacer entender al hermano que se ha equivocado, es necesario convencerle de que es amado y demostrárselo.”
  • “Señor, quieres que permanezcamos en el lugar, en el espacio real donde nos salvas, donde nos recuperas para el amor: la comunidad.”

 

  • “Yo estoy entre vosotros”
  • “No debas más que amor”

 

  1. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Señor,

estoy lleno de desconciertos, de incoherencia y de pecados;

necesito, hermano, que me señales el camino.

Hermano, corrígeme…Corrígeme como lo haría Dios.

Dime lo que quieras, hermano, hermano,

Pero, eso sí, hazlo con amor.

¡Hazlo como lo haría Dios!

.4. ACTÚA…

¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

  1. COMPARTE…

Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo. 

  1. DA GRACIAS…

Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.

Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,

y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

 

Fuente Oración: Evangelio al dia 2020 Ed. CCS

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