Veinticinco días de curso de entrenamiento y varios años de camino de discernimiento sobre la propia vocación misioneraalcanzarán su punto culminante el próximo domingo 27 de septiembre cuando en la Basílica de María Auxiliadora de Turín la 146ª expedición misionera salesiana cumpla el rito de la entrega del Crucifijo Misionero y del mandato de los misioneros salesianos y de la Familia Salesiana.
La dimensión misionera es un elemento fundamental de la Congregación y de la Familia salesiana desde la época de la muerte de Don Bosco a finales del siglo XIX, años en los que cerca de una quinta parte de sus hijos espirituales estaban comprometidos en las misiones salesianas en América Latina.
Cabe destacar que, durante el curso de orientación, los misioneros han gozado de diferentes ocasiones para conocer la realidad de la misión: ser humildes y pacientes, dispuestos a escuchar, gozosos en su servicio y mantener una fuerte vida espiritual. También ha tenido lugar el saludo del Rector Mayor, momemto en el que el X sucesor de Don Bosco recordó que “existe un riesgo, a veces, de pensar que nos hemos hecho salesianos para hacer algo. En cambio, somos salesianos para poder vivir y compartir nuestra vida con las personas. Ser, más que hacer”, explicaba.
También este proceso formativo ha permitido responder algunas cuestiones entre los próximos participantes de la expedición. “¿Por qué quiero ser misionero? Quisiera darle la vuelta a la pregunta y preguntarme, ¿por qué el Señor me ha llamado a ser misionero? La respuesta entonces es que Dios es amor y en cuanto tal quiere que vaya y sea partícipe de este amor con las personas a las que me manda”, comentaba uno de los salesianos misioneros que el domingo será enviado a Camboya.
La solemne concelebración eucarística, que será presidida por don Francesco Cereda, Vicario del Rector Mayor, será trasmitida en directo por la emisora televisiva vía satélite Telepace.