La Misión de la Familia Salesiana (II)

24 diciembre 2018

LA MISIÓN DE LA FAMILIA SALESIANA (II)

CICFS (art 18-21) 

La FASA actúa en: la promoción humana, la educación, la evangelización. La evangelización, como anuncio y testimonio del Evangelio, es el objetivo prioritario de la propia misión para todos los grupos.

Estos son sus retos:

  1. Promover el humanismo salesiano. Pone en el centro a la persona. Moviliza toda la potencia juvenil: las capacidades de la razón; el patrimonio afectivo; las energías de la voluntad orientadas por la libertad y fortalecidas por la gracia.

Aprecia además todos los valores auténticamente humanos: los del trabajo y de la cultura, de las relaciones de amistad y de compromiso civil, del gusto artístico, de la competencia profesional y de las conquistas científicas, de la honradez moral tanto en lo privado como en lo público, y de las pequeñas realidades cotidianas que dan sabor a la vida; esos valores deben promoverse por parte de todos.

Se prodiga para dar sentido a la vida cotidiana y plantear razones de esperanza y futuro para la persona y la sociedad. Se propone ayudar a cada uno a encontrar su lugar en la sociedad y en la Iglesia, ya que es su derecho ser ayudado a descubrir la propia vocación.

  1. Integrarse en las situaciones concretas. Para todos los Grupos de la FASA que trabajan en todo el mundo, implicarse por la persona es un reto no fácil, dada la diversidad y complejidad de los contextos locales bajo el perfil social, cultural y religioso. Para señalar intervenciones, se requiere la capacidad de leer las situaciones del lugar con inteligencia y competencia, inspirándose siempre en las orientaciones del Papa y del episcopado local.
  2. Cuidar la significatividad. La inserción resulta significativa tanto por el testimonio de comunión que se ofrece, como por las propuestas de acción que pueden nacer de la escucha directa y prolongada de la gente y por las dinámicas de recíproca educación que se desarrollan cuando de verdad se construye un destino común.

Juntos se afrontan las dificultades y se señalan las perspectivas: los problemas que pueden surgir con personas e instituciones; la defensa y promoción  de los valores éticos en el respeto de las posturas diferentes y de las propias convicciones de conciencia; las soluciones nuevas, buscadas partiendo de experiencias pasadas y mirando al futuro;  la defensa de los derechos de los más débiles y expuestos; la presencia eficaz en los medios políticos, sobre todo donde se elaboran las políticas educativas; la promoción de una opinión pública nutrida de valores humanos, evangélicos y salesianos.

El criterio de significatividad tiene aplicaciones distintas en los diversos contextos: lo que es posible y oportuno en un lugar puede no serlo en otro; lo que algunos pueden hacer en ciertas situaciones puede ser imposible para otros. La fidelidad a la única misión no impone el mismo camino a personas diferentes.

  1. Asumir el reto de la comunicación social. DB intuyó la eficacia de la comunicación social y dejó en herencia a su Familia espiritual el cometido de valorarla como instrumento de crecimiento personal y comunitario, y como defensa y promoción de la fe entre las clases populares.

Hoy los instrumentos informáticos convierten en público lo que antes era privado, actúan de modo instantáneo e invasor implicando a masas enormes de población y fascinando a los jóvenes, provocan cambios en los estilos de pensamiento y de relación, difunden propuestas de vida no siempre en línea con un humanismo inspirado en valores cristianos.

Por otra parte las posibilidades de unión en red y de comunicación a distancia permiten realizar varias formas de intervención y de activar sinergias que en el pasado eran inimaginables. La familia apostólica de DB pretende sazonar las posibilidades aún no exploradas en la misión salesiana y aprovechar las oportunidades que ofrece la sociedad, conjugando capacidades adquiridas y creatividad innovadora.

El lazo que une a los miembros de nuestra Familia es el de una «comunión misionera». Todos están llamados a vivir el don de la comunión que procede de Dios, desplegando el servicio evangélico según la diversidad de destinatarios, objetivos y estilos.

DB como educador, pastor y fundador mostró una gran capacidad de intuir las posibilidades y las dotes de cada uno, de corresponsabilizar aun a los más jóvenes entre sus colaboradores, de armonizar en el trabajo apostólico competencias muy diversas, distinguir para cada uno un trabajo adecuado a su índole, a su ingenio, a su formación. Vio la necesidad de una caridad cooperativa en el servicio educativo y pastoral, convencido de que el Espíritu Santo suscita los carismas en pro de toda la Iglesia.

La comunión intergrupal para la misión es indispensable para el compromiso educativo y misionero; es urgente la necesidad de conectar las intervenciones, de proponer diversos modelos de vida cristiana y de garantizar ministerios complementarios.

Trabajar juntos intensifica el testimonio, hace más convincente el anuncio del Evangelio, favorece una caridad apostólica más viva, permite profundizar los rasgos propios de cada Grupo mientras manifiesta y potencia la identidad de la FASA en la comunión y en la misión. Por esto hay que custodiar y, si es necesario, inventar formas posibles de colaboración.

La comunión en y para la misión aclara y refuerza la autonomía y la originalidad de cada Grupo. No se trata de imponer la uniformidad de acción: esto provocaría la nivelación de las diferencias, generando confusiones en el trabajo apostólico. Se trata más bien de armonizar la propia intervención en el conjunto de un proyecto compartido por todos.

La originalidad de cada Grupo en la comunión debe reconocerse y promoverse. Es un derecho de los jóvenes disfrutar del servicio específico de cada Grupo; y es una riqueza para la FASA y para toda la Iglesia, multiplicando así las fuerzas para el bien de la juventud. Esta comunión en la autonomía invita a ser corresponsables en la misión, pero no en cada iniciativa o en cada territorio especial.

La corresponsabilidad requiere que cada Grupo asegure una capacidad autónoma en cuanto a su desarrollo, a la formación de los socios, a las iniciativas apostólicas y que realice, con el mayor esfuerzo posible, la vocación y misión específicas garantizando, dentro de sí mismo, la vitalidad que es fruto de fidelidad y creatividad.

Son deseables además: 1. Las colaboraciones entre Grupo y Grupo para realizar la misión salesiana en sus diversos sectores y campos y en las diferentes clases de obras; 2. La colaboración de los Grupos que viven y trabajan en el mismo territorio, en unión con la Iglesia local y las instituciones civiles, de modo que se ofrezca la aportación salesiana, variada en sus riquezas y contenidos, para la construcción común de la civilización del amor.

Es obvio que la realización de un proyecto común impone un camino de convergencia que puede llevar consigo, a veces, la renuncia a puntos de vista especiales o a perspectivas ligadas sólo al Grupo de pertenencia. La corresponsabilidad requiere el esfuerzo común por alcanzar algunos objetivos compartidos. Todos los Grupos están llamados a difundir, con los valores del Evangelio, los rasgos característicos de la identidad carismática y espiritual de la Familia apostólica de DB. Ellos cualifican a toda la FASA y por eso no pueden ser preocupación solo de algunos Grupos. Todos y cada miembro, son responsables de animar y promover la herencia espiritual recibida.

OBJETIVOS

Los objetivos que deben reconocer como propios y perseguir cada Grupo son:

  1. Compartir la preocupación educativa en el contexto histórico actual, buscando los medios más oportunos para educar a los jóvenes en los valores fundamentales de la vida y en el encuentro con el Evangelio.
  2. Hacer conocer el Sistema preventivo: representa la síntesis de la sabiduría pedagógica de DB y constituye el mensaje profético que ha dejado a sus herederos y a toda la Iglesia. Es una experiencia espiritual y educativa que se vive sobre la razón, la religión y el cariño.

Razón subraya los valores del humanismo cristiano, como la búsqueda de sentido, el trabajo, el estudio, la amistad, la alegría, la piedad, la libertad y la responsabilidad, la armonía entre sensatez humana y sabiduría cristiana.

Religión significa dejar sitio a la Gracia que salva, cultivar el deseo de Dios, favorecer el encuentro con Cristo que ofrece un sentido pleno a la vida y una respuesta a la sed de felicidad, insertarse progresivamente en la vida y en la misión de la Iglesia.

Cariño expresa la necesidad de que no sólo se quiera a los jóvenes sino que sientan que se los quiere; es un estilo especial de relaciones y un querer que despierta las energías del corazón juvenil y las hace madurar hasta la entrega.

  1. Difundir con el testimonio y la palabra el espíritu salesiano: se apuesta por cada persona, y compromete a los educadores a trabajar por su crecimiento, aun en condiciones tal vez difíciles; es la premisa para una nueva civilización del amor.
  2. Promover el Movimiento salesiano: DB implicaba a muchos en su designio educativo y misionero; pedía atención hacia sus muchachos y hacia la gente necesitada. Un amplio Movimiento salesiano y la unión entre las múltiples fuerzas que trabajan en él son un ofrecimiento útil para todos.
  • ¿Identificas los retos a superar para colaborar en la misión los distintos grupos de FASA en tu propia realidad? ¿Tarea para el Consejo local?
  • ¿Cómo colaborar todos los grupos pastoralmente y promover sumar fuerzas en un proyecto común para ser fieles al carisma fundacional de DB?
  • ¿Cómo realizar un proyecto apostólico común?
  • ¿Cuál de los cuatro objetivos comunes es más apremiante en tu zona y por qué?

 

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