ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO C – VIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

21 febrero 2022

Propuesta de Lectio Divina personal (o en grupo)

VIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo C (LC 6.39-45)

 

 

ORACIÓN

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;

creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.

Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,

y que sepamos escuchar sus insinuaciones.

Que venga sobre nosotros tu Espíritu

que nos ayude a conocer más a tu Hijo

a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

  1. LEE…

¿Qué dice el texto?

Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (LC 6.39-45)

Jesús les puso esta comparación: “¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? El discípulo no es más que su maestro: solo cuando termine su aprendizaje llegará a ser como su maestro.

“¿Por qué miras la paja que tiene tu hermano en el ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu ojo, ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu ojo y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

El árbol se conoce por su fruto.

“No hay árbol bueno que dé mal fruto ni árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto: no se recogen higos de los espinos ni se vendimian uvas de las zarzas. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que rebosa su corazón, habla su boca.

Comentarios:

El Evangelio hoy nos invita a no juzgar. Y nos da varias razones: No debemos juzgar a los demás, primero porque el juicio pertenece a Dios, sólo Dios conoce nuestro corazón. Nosotros podemos equivocamos, nos falta misericordia y comprensión ante los demás.

La segunda razón que la medida que usemos con los demás la usaran con nosotros. Esta tendría que ser suficiente para ayudarnos a controlar nuestros pensamientos, y nuestra boca. Es mejor elegir la medida de misericordia que ser legalista, ya que si nos cae el peso de la ley todos andamos faltos.

Y en tercer lugar porque todos somos imperfectos, tanto y más que los otros. Aprendamos a ser intransigentes con el pecado -¡comenzando por el nuestro!- e indulgentes con las personas.

Conocer nuestra debilidad, nos ayudará a ser un poco más comprensivos para con nosotros y con los que nos rodean, con aquellos que nos toca compartir nuestro tiempo y nuestra persona.

Conocer nuestras propias limitaciones, admitirlas y aceptarlas nos capacita para darnos cuenta que los otros también tienen que soportar nuestras carencias.

Solo el amor sana muchas heridas. Nuestros pecados, nuestras equivocaciones, nuestros errores nos tienen que servir para crecer en comprensión, amabilidad y humildad para con los demás. Necesitamos aprovechar los fallos y aprender de los errores.

  1. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

  • No somos perfectos, descubramos nuestras debilidades, errores, faltas…
  • El día del juicio, que el Señor nos mire con benevolencia, Pero si tú juzgas continuamente a los demás, con la misma medida serás juzgado: esto está claro.
  • ” Señor, quiero ver”
  • “Ayúdame a dar buenos frutos”
  1. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Te pido, Señor,

que te adueñes de mi corazón,

para que mis palabras y obras se hagan tuyas.

Bonifica mi ser, para que sea bueno con mis hermanos.

  1. ACTÚA…

¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

  1. COMPARTE…

Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

  1. DA GRACIAS…

Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Ven, Espíritu Santo,

ilumina mi corazón para que pueda entender la Palabra,

conocer más a Jesús

y hacer que en mi vida camine con criterios evangélicos.

 

Fuente: Evangelio al dia (Editorial CCS)

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